Si actualmente el 100 % del espacio es de uso ferial, el proyecto propone reducirlo al 48 % y destinar el resto de la superficie a usos vecinales. La nueva distribución prevé 500 viviendas públicas y equipamientos, como un nuevo centro de atención primaria, un equipamiento asistencial para personas mayores y para personas con diversidad funcional, una biblioteca, un espacio vecinal, un pabellón deportivo y la ampliación del Museo Nacional de Arte de Cataluña.
La propuesta también amplía las zonas verdes y para los peatones para mejorar las condiciones ambientales del espacio y hacer que se pueda pasear y hacer vida en él. La movilidad es otro de los aspectos que cambiarán: se creará un eje transversal que conectará los barrios del Poble-sec y la Font de la Guatlla y la avenida del Paral·lel con Montjuïc.
Además, se busca mejorar la movilidad convirtiendo las calles de Lleida y de Mèxic en calles de un único sentido y transformando la avenida de la Reina Maria Cristina en un eje para las personas y el transporte público.
Refuerzo de la actividad ferial
Respecto a la actividad económica, en los bajos de los edificios de viviendas se ubicarán nuevos establecimientos y comercios de proximidad. La actividad propia de Fira Barcelona estará más integrada en la trama urbana y enfocada a acontecimientos de dimensión pequeña o mediana. Tendrá espacios expositivos y áreas destinadas al emprendimiento, la innovación y la transferencia de conocimiento en sectores relacionados con los principales salones de la institución.
Esta nueva ordenación urbanística da respuesta a las demandas vecinales recogidas a lo largo del proceso participativo que ha tenido lugar en los últimos meses, y el próximo martes se llevará a la Comisión de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad para su aprobación inicial.