El Molino será un buen escaparate para ritmos como la rumba, la canción de autor, el flamenco o los sonidos de raíz, entre otros. En muchos casos será necesaria la colaboración y la implicación en el proyecto de entidades barcelonesas que van desde El Dorado, Carabutsí y la Asociación de Músicos de Jazz hasta BarnaSants, pasando por las escuelas de música de la ciudad, como el Taller de Músics, el Conservatorio del Liceo, el ESMUC y Jam Session. Para la proyección del espacio fuera de la ciudad serán clave, igualmente, equipamientos como L’Auditori o Paral·lel 62.
La programación incluye actividades vinculadas a la comedia, el teatro o la danza, así como jam sessions, open mic, music talks, presentaciones de festivales o ensayos de artistas, que ayudarán a la diversificación de públicos, y ofrecerán así una representación de la variedad artística de la ciudad.
La propuesta tiene una dimensión pedagógica que, de acuerdo con las escuelas de la ciudad, incluiría talleres de formación, clases maestras o visitas escolares al espacio. Como parte central de la propuesta para el nuevo El Molino, una conexión estrecha con otros equipamientos de la zona, donde están desde Paral·lel 62 hasta la Sala Apolo o el Centro Cultural Albareda. Eso permitirá dar un impulso nuevo a la oferta cultural del Paral·lel y apostar por convertirlo en uno de los ejes de la creatividad musical de la ciudad.