La torre del campanario de la sede del Distrito de Sants-Montjuïc es más estrecha que el cuerpo lateral sobre el cual se levanta, unos veinte metros por encima del tejado que la rodea. No la había diseñado así Ubald Iranzo en los planos del año 1908. Pero así se inauguró en 1915, con más ornamentación de la prevista y coronada por una estructura metálica con un par de pequeñas campanas. El reloj en sí no llegó hasta seis años después, obra de Manufacturas Blasco, un taller de Roquetas (al lado de Tortosa) especializado en relojes públicos. Según informó La Vanguardia, por la Fiesta Mayor de Hostafrancs de 1921, las entidades Centro Nacionalista Sangre Nueva y Reunión Familiar organizaron un concierto homenaje al teniente de alcalde José Carabén (bisabuelo del cantante de Mishima, sí) por haber conseguido que se inaugurara este reloj público.
El año 1987, el campanario hizo de pararrayos y el reloj quedó bastante destrozado, así que para que siguiera marcando las horas se tuvo que sustituir todo el mecanismo interno. La máquina original se restauró hace un par de años y ahora se puede ver bien de cerca en una vitrina en el sótano del edificio, al lado de las escaleras.
En lo alto de la torre, el nuevo reloj sigue dando la hora a todo el mundo que levanta la mirada para verlo desde la calle de la Creu Coberta o desde el otro lado de la plaza de Joan Pelegrí. Porque por fuera son cuatro relojes, uno por cada lado de la torre. Las campanas tocan a los cuartos y las horas en punto (por la noche, no). Pero no son las únicas en el barrio de Hostafrancs, donde también suenan cada hora las campanas de la iglesia del Santo Ángel Custodio. Por cierto, que lo hacen con unos segundos de diferencia con respecto al reloj de la antigua Tenencia de Alcaldía.