Entidades ciudadanas, servicios sociales, profesionales sanitarios, equipamientos municipales, personal técnico comunitario o vecinas y vecinos a título individual se reúnen normalmente una vez al mes, dependiendo de cada barrio, en estos espacios territoriales de encuentro y participación abiertos a todo el mundo y en constante transformación, ya que se pueden mantener de manera estable en el tiempo o pueden surgir por una necesidad puntual en un momento concreto y después desaparecer.
Recogemos la experiencia de dos territorios que ejemplifican la diversidad y riqueza de unos espacios de participación consolidados también en otros distritos y barrios de la ciudad.
El Poble-sec: más de diez años de participación comunitaria
El Plan comunitario del barrio del Poble-sec, que se puso en marcha en el año 2008, ha permitido crear diferentes espacios de participación ciudadana, como las mesas (en este caso, también denominadas comisiones). “Si se plantea un interés y una necesidad de crear estos espacios conjuntos y hay un compromiso por parte de diferentes agentes del territorio de participar en ellos regularmente, se sacan adelante”, explica Esther Repullo, una de las dos técnicas comunitarias del Poble-sec que dinamizan los espacios de participación. Actualmente, en el barrio hay cinco mesas o comisiones temáticas: Salud Comunitaria, Educación e Infancia, Sociolaboral, Jóvenes y Cultura Comunitaria.
Una de las comisiones más consolidadas es la de Salud Comunitaria, en la que participan profesionales del sector sanitario y servicios sociales, así como entidades sin ánimo de lucro como Psicología sin Fronteras. “Desde este espacio se ha trabajado para fomentar el bienestar físico y emocional del vecindario contribuyendo a la mejora de la salud y de los hábitos y reduciendo la medicalización del malestar cotidiano”, explica Repullo.
También observa que, desde esta comisión, junto con la Mesa de Educación, se está trabajando con las escuelas del barrio en el proyecto “En la escuela nos cuidamos” para poner en el centro los trabajos de cuidado y visibilizarlos : “Hemos elaborado una guía para las escuelas en la que hablamos de cómo poner en el centro los cuidados y damos herramientas para reflexionar con el alumnado sobre la importancia que tienen estas tareas para la vida y para el desarrollo de todas las personas. Entendemos el cuidado de una manera amplia y a lo largo de todas las fases de la vida. No es solo cuidado físico y emocional, sino también medioambiental, autocuidado, etc.
Estos espacios de encuentro en el barrio sirven también para compartir recursos y agendas. En el Poble-sec hay mil cosas que se hacen al mismo tiempo, y puede ser que se estén llevando a cabo proyectos similares desde el ámbito activista y al mismo tiempo desde los servicios más asistenciales o desde alguna entidad. Las mesas o comisiones son espacios para unir esfuerzos, no doblar trabajo y optimizar recursos para llegar a más gente”, explica Repullo.
Las energías comunitarias que se crean en las mesas son constantes y de lo más diversas. En la Comisión Sociolaboral se ha realizado una guía con una recopilación de los servicios básicos del barrio para familias de origen migrante, que muchas veces no entienden el catalán, una petición del Sindicato de Barrio del Poble-sec ante el incremento de este perfil.
En la Mesa de Jóvenes se han hecho cuestionarios sobre la percepción de la salud mental entre los y las profesionales que trabajan con la juventud y cómo se puede trabajar el tema del estigma desde una mirada comunitaria. Mientras que la Comisión de Cultura Comunitaria se ha convertido en un espacio de encuentro para trabajar en red e impulsar conjuntamente proyectos de cultura comunitaria con una mirada de arraigo en el territorio.
“En estos espacios se comparten vivencias y maneras de hacer muy diferentes, incluso desde ideologías o visiones alejadas, pero lo más positivo es que en las mesas y comisiones trabajamos para cubrir conjuntamente las necesidades del Poble-sec y mejorar el bienestar de las vecinas y vecinos”, destaca Repullo, que reconoce que queda trabajo por hacer para que participen personas que no están organizadas en el tejido social del barrio. “A veces son más usuarias que participantes activas, y, como con la pandemia estamos manteniendo las reuniones de las mesas en línea, cuesta más llegar”, reconoce.
El Besòs i el Maresme combate la soledad de las personas mayores
La red de vecinos y vecinas, entidades, equipamientos y servicios del Besòs i el Maresme también trabajan desde varias mesas de participación en el marco del Plan comunitario para transformar el barrio y mejorar la calidad de vida de las personas que viven en él. Ahora existe una mesa de personas mayores, una de salud comunitaria y una de mujeres.
La Mesa de Personas Mayores, en la que participan una quincena de entidades y servicios que trabajan con personas de edad avanzada, está centrada en los últimos años en dar soluciones desde el ámbito comunitario para combatir la soledad y el aislamiento que experimentan estas personas. “Por ejemplo, se ha generado el grupo comunitario Fem Amistats, un grupo mayoritariamente de mujeres que se encuentran para ir juntas a hacer una actividad cultural o a intercambiar conocimientos”, explica Fabiana del Genio, técnica comunitaria del Besòs i el Maresme.
Desde este espacio también se han impartido charlas a personas mayores sobre la COVID-19 y las vacunas, en las que han colaborado personal de enfermería y los centros ambulatorios. “Detectamos que había mucho desconocimiento y desconfianza entre las personas mayores sobre las vacunas, e hicimos varias charlas en línea, pero también facilitando salas dentro de equipamientos públicos donde se proyectaba el acontecimiento, para facilitar el acceso a las personas que no tienen tanto contacto con la tecnología”, comenta Del Genio.
Las mesas del Besòs i el Maresme son espacios para generar proyectos y acciones, pero también puntos de encuentro. “La complejidad de estos espacios está en el hecho de conseguir el equilibrio entre su operatividad y la parte más relacional, porque algunas personas que participan buscan sobre todo conocer a otros vecinos y vecinas y hacer cosas en colectivo, y eso también se tiene que cuidar”, recuerda la técnica comunitaria.
Para mejorar la participación en las mesas del Besòs i el Maresme, una de las claves es la dedicación de tiempo y recursos a hacer valoraciones de su funcionamiento y encontrar mecanismos para mejorarlo. “Podría estar bien hacer alguna sesión dinamizada por algún colectivo o persona externa, para tener una visión diferente y porque así también las dos técnicas podríamos darle más vueltas”, reconoce Del Genio.
Sin embargo, la técnica reconoce que el boca a boca entre el vecindario funciona, y que las personas y entidades organizadas del barrio tejen alianzas y comparten recursos. “Participar en una mesa comunitaria implica ya de entrada que la persona tiene una motivación para implicarse y hacer cosas para el barrio, y eso es muy positivo”, concluye.