La historia más difundida dice que era un panadero de la Ribera, que, hacia 1828, se estableció en la calle Gran de Gràcia, número 111. Como había crecido en Sant Cugat era muy devoto de santo Medir y, cuando se cayó enfermo, prometió que, si se curaba, cada año por la festividad del santo haría una romería en la ermita que hay a la sierra de Collserola dedicada al santo. Además, también dicen que se comprometió a hacer difusión de la ayuda que el santo le había ofrecido explicando su curación a todo el mundo.
La primera romería en Sant Medir se hizo el 3 de marzo de 1830. Tal como había prometido, Josep Vidal llenó un zurrón de caramelos y lo cargó en su montura, se colgó un timbal en el cuello, cogió un saco de gemidos y se dedicó a recurrir todo el barrio para divulgar su gran ventura. Tiraba confites que había elaborado él mismo para atraer a los niños y después explicaba su prodigiosa curación a todo el mundo que lo quisiera escuchar. Sonó tan convincente que muchos amigos y conocidos decidieron de acompañarlo en la romería hasta Collserola.
Hace poco, el historiador graciense Josep Maria Contel ha investigado la biografía de Josep Vidal y ha extraído algunas conclusiones inéditas sobre los orígenes de la fiesta. Es probable que el motivo de la romería no fuera una enfermedad, sino la estancia de Vidal en la prisión. Se sabe que era un firme defensor del absolutismo monárquico y, en el convulso contexto político del siglo XIX, pleno de constantes disputas entre conservadores y liberales, parece que pasó unos días en el temible calabozo de la Ciutadella. Allí podría ser que hubiera hecho la promesa de pelegrinar en Sant Medir si salía vivo.
Por lo tanto, la romería en Sant Medir habría sido, al menos en los orígenes, una fiesta muy ligada al carlismo. Así y todo, con el paso de los años la romería se convirtió en cada vez más concurrida y se añadió gente de otros barrios, como Sarrià y Sant Gervasi. Algunas fuentes indican que en 1853 ya participaban más de trescientas personas, cosa que hizo que se formaran colles diversas. Seguramente con la popularización de la fiesta, y a causa de la estabilización política, se decidió de enmascarar el motivo real de la fiesta.
Josep Vidal murió en 1856, pero la tradicional romería se mantuvo más viva que nunca y se consolidó en la popular fiesta que es hace hoy. Conscientes de su legado, la Colla Monumental organiza cada año, los días previos a la fiesta, una caminata en la ermita de Sant Medir que se detiene en el cementerio de Sant Genís de los Agudells, donde el panadero Vidal es enterrado, a rendirle homenaje.