El robot Ona, un vehículo eléctrico autónomo de reparto de paquetería, se prueba por primera vez en el centro urbano

Ona es un prototipo de vehículo eléctrico y autónomo diseñado para hacer repartos de paquetería a distancias cortas, que podría ayudar a reducir el impacto acústico, medioambiental y de congestión del tráfico del transporte de mercancías tradicional.

Investigador presentant el robot Ona en el Passeig del Born de Barcelona
19/11/2024 - 14:26 h - Ciencia Ajuntament de Barcelona

El transporte de paquetería a distancias cortas hasta el destinatario final, el llamado reparto de última milla, provoca actualmente el 20% del tráfico y el 40% de las emisiones derivadas de la circulación en Barcelona.

En este contexto, el proyecto BotNet, cofinanciado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundació ‘La Caixa’ y liderado por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), busca estudiar un modelo de reparto de paquetería de última milla mediante robots autónomos en zonas de alta densidad poblacional, como las superislas de Barcelona.

Actualmente, el proyecto se encuentra en su fase final, en que se realizan pruebas para evaluar la capacidad del robot para navegar y repartir paquetes de manera autónoma en poblaciones densas, y las pruebas se llevan a cabo con un operador de seguridad presente. Durante esta semana, investigadores del Instituto de Robótica e informática Industrial (IRI) de la UPC – BarcelonaTech, junto con CARNET y Vaivé Logistics, ensayan el robot Ona en los alrededores del Centro Cultural y de memoria del Born (CCBorn).

“El desarrollo de este robot empezó el 2017, pero el proyecto BotNet es el que lleva la tecnología al barrio”, explica el investigador principal Àngel Santamaria, del IRI. “Esta tecnología es compleja y ahora ha llegado a un punto en que la podemos poner en un lugar real donde operaría este robot. Entonces, robots como Ona, que son eléctricos, que no contaminan tanto, que no hacen ruido y que tienen un trato amable con las personas, podrían estar haciendo el reparto de paquetería reduciendo la entrada de furgonetas en las zonas peatonales”, concluye.

En cuanto a los usos de los robots como Ona, se contemplan varios. Desde el transporte de mercancías del mercado hacia los establecimientos del barrio, hasta el reparto de comida con control de la temperatura, pasando por el reparto de piezas de fábrica en polígonos industriales. Con la ventaja añadida de una disponibilidad horaria completa, para realizar la paquetería nocturna y en los horarios con menos presencia de personas en la calle.

La interacción con las personas y la aceptación social como factor indispensable para integrar los robots en la ciudad

Los principales obstáculos que puede encontrar el robot incluyen barreras arquitectónicas (como aceras sin rampas) y, sobre todo, la interacción con personas, que a menudo se acercan y pueden bloquear el robot durante las pruebas. La presencia del robot genera curiosidad entre la población, lo cual puede ser un reto y a la vez una oportunidad para educar a la comunidad sobre el funcionamiento y la seguridad de los robots.

Por lo tanto, una parte importante del estudio consiste en analizar la aceptación de la tecnología por parte de la población, para determinar si hay reticencias o si la comunidad aceptaría un modelo de reparto con robots, así como para conocer la experiencia de las personas. También permitirá, mediante las encuestas y la observación, poder mejorar el prototipo para que la población entienda mejor qué esperar de los robots y, así, facilitar su comprensión y aceptación social.

Más sobre el proyecto BotNet

Este proyecto, liderado por investigadores del IRI (UPC-CSIC), se lleva a cabo en colaboración con el hub de R+i en movilidad urbana CARNET y la empresa VAIVE Logistics (spin-off surgida de la UPC). La iniciativa cuenta con una subvención de más de 145.000 euros del Ayuntamiento de Barcelona y la Fundació ‘La Caixa’ en el marco de una convocatoria de ayudas a proyectos que aporten soluciones innovadoras a los retos urbanos planteados, sobre la salud comunitaria y la sostenibilidad y el cambio climático.

La prueba del robot Ona se enmarca en la estrategia del Ayuntamiento de Barcelona de ser un laboratorio urbano donde empresas, entidades y organizaciones pueden experimentar en condiciones reales sus productos y servicios innovadores de interés para la ciudad y con un impacto social positivo.

La iniciativa se alinea con el Plan estratégico de ciencia e innovación 2024-2027, que incorpora la transferencia de conocimiento como eje motor de la economía de la ciudad, con el compromiso y el objetivo que toda la capacidad científica y tecnológica se traduzca en mejoras tangibles para el bienestar social, la sostenibilidad y la transición ecológica de Barcelona.