El Plan de educación de Ciutat Vella que se despliega en este documento se enmarca en el Programa de actuación municipal 2012-2015 y en el Programa de actuación del distrito 2012-2015; concretamente, en los ejes estratégicos que hacen referencia a la educación como elemento básico para el desarrollo y la mejora de la eficiencia en la provisión de bienes y servicios públicos.

El plan también se fundamenta en los principios y las actuaciones incluidas en el Plan para la reducción del fracaso escolar en Cataluña 2012-2018, que plantea una ofensiva de país a favor del éxito escolar, impulsado por el Departamento de Enseñanza. Las actuaciones incluidas en este plan tienen que ver especialmente con el eje 8, “Relaciones de la comunidad educativa y el entorno: respuestas integrales adecuadas al contexto educativo de los centros”. En este sentido, el Plan de educación de Ciutat Vella asume e integra objetivos y líneas de actuación del Plan educativo del entorno del Raval.

Se trata de un plan de educación ajustado a la realidad y con capacidad efectiva de actuación en la situación educativa de un distrito en el que conviven 104.000 habitantes, 13.500 de los cuales son alumnos que se escolarizan en 49 centros de los distintos niveles educativos. El Programa de actuación del distrito 2012-15 establece que la educación y la cultura son la primera prioridad, de modo que, entre otros factores, esta significativa decisión política municipal justifica la necesidad de disponer de un plan de educación en el distrito de Ciutat Vella que sea la hoja de ruta y la herramienta para llevar a cabo las acciones necesarias en este mandato.

El Plan de educación apuesta de forma decisiva por las políticas de proximidad, y todas las acciones deben concretarse en el alumnado y sus familias, en el profesorado y en los centros, con realizaciones muy concretas y mensurables.

La acción del Distrito en educación debe estar orientada a garantizar el ejercicio de un derecho de todos (educación inclusiva), un derecho que no prescribe (educación a lo largo de la vida) y que requiere un compromiso entre instituciones y con la ciudadanía (corresponsabilidad en educación).

Para conseguirlo es imprescindible obtener el máximo rendimiento de la colaboración entre el Ayuntamiento de Barcelona, a través del Distrito de Ciutat Vella, y el Consorcio de Educación de Barcelona (CEB), partiendo de la necesaria corresponsabilidad interinstitucional en el desarrollo de las acciones que se quieren promover. Esta colaboración permitirá sumar la capacidad de decisión política del Distrito a las competencias que la Ley de la Carta Municipal atribuye al Consorcio con respecto a la educación en la ciudad. Se trata de que la actuación política y la gestión de los centros, servicios y programas se complementen para generar un escenario en el que el conjunto de recursos disponibles en el ámbito educativo se pongan al servicio de los objetivos del plan. En este sentido, también deben añadirse las actuaciones que el Instituto de Educación lleva a cabo en la ciudad en el marco del compromiso de Barcelona como ciudad educadora.

En términos generales, esta suma de esfuerzos debe dirigirse a colaborar con los centros, a llevar a cabo su proyecto educativo y a coordinar los recursos de educación que actúan en el territorio. Se requiere estar cerca de los centros, mantener una relación habitual y de confianza con los equipos directivos que permita el conocimiento del trabajo que se realiza y contribuir a hacer más viables los propósitos recogidos en su proyecto educativo. También hay que ayudar a las direcciones de los centros a superar los obstáculos que encuentran, a analizar las causas de los problemas y a buscar las estrategias más eficaces para solventar las posibles dificultades.

Además, hay que coordinar a los agentes y recursos que intervienen en el territorio, sean de la titularidad que sean, para garantizar que actúan al servicio de lo que los centros necesitan para conseguir los objetivos que se hayan propuesto en su proyecto. Coordinar los recursos significa, también, adecuar las propuestas y las actuaciones de los servicios y programas, de modo que sean útiles para los centros y que sus intervenciones sean eficientes y oportunas, más allá de los intereses profesionales o de las preferencias particulares. Por lo tanto, coordinar significa liderar para conseguir que todos los recursos disponibles —vengan de donde vengan— sumen en una misma dirección mediante el impulso de un trabajo en red que permita a los centros compartir el análisis de las diversas realidades, conocer buenas prácticas y evaluar experiencias. Además, los centros tienen que ver cómo las diversas intervenciones de agentes externos se ordenan y se priorizan en función de su proyecto.

Por eso, el acompañamiento educativo, en tiempos de contención de las ayudas públicas, depende mucho más que en otros momentos de la vitalidad de los agentes del territorio y de la capacidad política de las administraciones de articularla. La participación constante, permanente y proactiva también es fundamental para un territorio complejo como Ciutat Vella, donde las problemáticas de cada barrio tienen espacios compartidos para trabajar junto con las entidades y las asociaciones, los equipamientos municipales, los sectores y los propios vecinos.

No se puede olvidar que estas acciones deben llevarse a cabo en un momento de fuerte incertidumbre por la situación socioeconómica que nos rodea. No se trata solo de una crisis económica, sino también de una crisis de valores en la que la ciudadanía ha perdido confianza en las propuestas y las decisiones institucionales. Esta situación nos exigirá seleccionar la mejor forma de conseguir los objetivos que nos proponemos. Sin duda, habrá que demostrar que es posible obtener buenos resultados con menos recursos públicos. Y, también, acentuar la transparencia en la toma de decisiones, en la asignación de los recursos y en el rendimiento de cuentas. En esta línea, habrá que disponer de información por medio de un conjunto de indicadores y valoraciones cualitativas que permitirán hacer el seguimiento en términos de gestión para saber si se están haciendo bien las cosas y, también, para poder explicarlo a los centros y las familias.

En definitiva, el Plan de educación de Ciutat Vella está orientado a promover la mejora de los centros para alcanzar el éxito escolar y una escolarización más equilibrada, impulsar la participación y corresponsabilización de los distintos agentes implicados y reforzar los vínculos y el capital social del entorno.

Por todo ello, se quiere un plan de educación

  • realista, ordenado y que ayude a priorizar las actuaciones;
  • elaborado a partir del trabajo en común, que ayude a compartir la estrategia y dote de coherencia a las actuaciones de las instituciones y los agentes educativos,
  • y que ayude a construir un relato compartido de la educación en Ciutat Vella.

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