Los barrios y la ciudad de Barcelona tienen características muy específicas que condicionan los estilos de vida, la salud y la propia libertad de sus habitantes. Estos elementos tienen un peso distinto en función del género.

Dependiendo de las formas que toman las ciudades y de cómo organizan sus actividades, es más o menos fácil llevarlas a cabo y compartirlas.

La seguridad, el entorno o el medio ambiente son algunos de los factores más relevantes que muestran la desigualdad de género en el espacio urbano.

 

Hay tres razones principales para elegir la zona donde se reside: las características propias de la vivienda, la proximidad con la red de amistades y familiares, y el entorno. Se debe tener en cuenta cómo puede condicionar estas diferencias el hecho de que las mujeres dispongan en menor grado de coche privado, de menos tiempo y también de una renta menor.

El espacio público es un espacio de libertad, pero en él también tienen lugar episodios de violencia. Las mujeres ven limitada su autonomía por tres razones principales: el riesgo de sufrir agresiones en el espacio público es mayor, la seguridad se ha definido de acuerdo con las vivencias y necesidades de seguridad de los hombres, y ellas perciben el espacio como inseguro en más ocasiones.

Las personas son más sensibles respecto a la sostenibilidad ambiental en los aspectos domésticos de los que más suelen hacerse cargo. Por ello, las mujeres tienen un nivel ligeramente superior de conciencia sobre la importancia de los hábitos y comportamientos de la vida cotidiana en relación con la sostenibilidad ambiental.

La mayoría de las actividades relacionadas con el trabajo doméstico y de cuidado, como las compras cotidianas o las actividades educativas de niños y niñas, se realizan en el mismo barrio. Esto quiere decir que estas tareas, en Barcelona, se llevan a cabo mayoritariamente a través de desplazamientos a pie. Reforzar la vida de barrio es, al mismo tiempo, un mecanismo que facilita la realización de estas tareas.