Espacio urbano
El espacio urbano, como soporte físico de los usos sociales, es un mecanismo que puede reproducir o transformar las desigualdades de género.
Durante mucho tiempo, su configuración no se ha pensado teniendo en cuenta las necesidades de la vida cotidiana —es decir, también el trabajo de cuidados. El diseño y la gestión del espacio urbano a menudo no consideran la diversidad de las personas que lo habitan, los diferentes usos sociales que se llevan a cabo, los momentos del día en que se utilizan (no es lo mismo el uso de día que de noche), ni la presencia de infancia y sus necesidades específicas.
¿Cómo incorporar la perspectiva de género en el diseño del espacio urbano?
- Conduciendo marchas exploratorias, un mecanismo participativo que permite incorporar la mirada de las personas que habitan los barrios y sus circunstancias.
- Haciendo diagnósticos urbanos, para detectar las desigualdades vinculadas al género que se pueden prever en un proyecto o que ya se manifiestan en un enclave concreto.
- Redactando informes de evaluación de impacto de género en el planeamiento urbanístico. Trabajando conjuntamente con los equipos de planeamiento se pueden incorporar de manera previa criterios de equidad de género en los proyectos futuros, así como evaluar si las actuaciones propuestas responden adecuadamente a los retos detectados.
- Reformando los patios escolares. Mediante el programa “Transformamos los patios”, se incorpora la perspectiva coeducativa en el diseño de los espacios de ocio en las escuelas, lo que promueve la igualdad de oportunidades y usos entre niños y niñas de diferentes géneros.