Para los runners de L’Eixample no es fácil encontrar un punto de salida claro. Pero la Sagrada Familia es una muy buena referencia, no solo por su valor monumental, sino porque aquí tiene lugar una de las carreras más singulares de la ciudad.

Se trata de la Milla de la Sagrada Família, un recorrido de 1.609 metros que recorre el perímetro del templo y las dos plazas que tiene al lado. El circuito puedes recorrerlo por tu cuenta tantas veces como desees, pero aquí solo lo tomamos como punto de partida.

Ficha técnica

Sagrada Familia - Hospital de Sant Pau - parque del Guinardó

Esquivando a los turistas

Km 1 - En la plaza de la Sagrada Família, ante la fachada de la Pasión, en la calle de Sardenya, orientada a poniente, encontrarás diversas fuentes y un buen espacio para estirar los músculos. Evita, eso sí, las horas de salida de las escuelas, cuando este espacio se llena y resulta impracticable para correr. Más complicado será deshacerse de la masa de turistas que visitan la basílica. Afortunadamente, la acera de la calle de Provença es bastante ancha.

Tráfico restringido y paseo ancho

Cuando hayas cruzado en dirección a la montaña, encontrarás la avenida de Gaudí, probablemente la mejor de la zona para una carrera de lo más agradable. El tráfico está restringido, y el paseo central es muy ancho. En algún tramo incluso está cubierto. Sin embargo, este tramo central de piedra puede resultar resbaladizo para según qué calzado o en días de lluvia. Otra dificultad será ir cruzando Gaudí arriba, ya que en cada cruce tienes que superar dos semáforos, y tocará detenerse en uno o en otro.
A simple vista quizás no lo parece, pero la avenida va haciendo pendiente de camino al Hospital de Sant Pau, del que muy pronto verás la fachada. Por término medio, son unos 5 metros de desnivel en cada tramo del paseo. Vale la pena hacerlos con calma para afrontar con garantías lo que te espera cuando hayas cubierto el primer kilómetro.

Disfrutando del skyline barcelonés

Km 2 – Lisa y llanamente: superar el perímetro del hospital es una burrada. Obliga a superar un desnivel de 31,5 metros, con rampas del 13 %. Desde la fachada principal lo verás a tu izquierda, subiendo por la calle de Cartagena. Aconsejamos, pues, ir por la calle de Sant Antoni Maria Claret (evita la acera por donde entran las ambulancias de urgencias) y bordear el hospital subiendo por la calle de Sant Quintí y tomar la ronda del Guinardó. Allí, ante el campo del histórico Martinenc, encontrarás un par de fuentes que a buen seguro agradecerás.
Tras refrescarte, levanta la vista para disfrutar de la historia del skyline barcelonés: el Hospital de Sant Pau, el Hotel Arts y la Torre Agbar.

Con sombra de tarde

Km 4 – Atraviesa el parque en diagonal hasta la salida de la plaza de Alfons el Savi, donde encontrarás otro tramo de peatones. Es la calle de Abd el-Kader, con mucha sombra por la tarde por los bloques de pisos y de nuevo una pendiente considerable. Junto al barrio de Can Baró, será la vía de acceso hacia el corazón del Guinardó. Tira a mano derecha por la calle de las Camèlies, donde encontrarás una buena acera en el lado de mar. Supera la plaza de la Font Castellana; justo después, a la altura de la calle de los Castillejos, la pendiente volverá a ser favorable.

Un mirador espectacular

Sube por la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, que te llevará directamente a un nuevo mirador espectacular cuando encuentres el Complejo Municipal del Guinardó. Por esta zona verde descendía el torrente de Melis, cubierto ahora por un vial asfaltado que deshace en poco más de 100 metros buena parte de la ruta que has cubierto.

Uno de los parques más antiguos

Km 5 – Si sigues adelante, todavía con una bajada suave, te plantarás en la plaza del Nen de la Rutlla, donde encontrarás la escultura homónima, obra de Joaquim Ros i Bofarull. Desde este punto, donde hay dos fuentes, accederás al parque del Guinardó, uno de los más antiguos de la ciudad, pues se abrió al público en 1910. También se estructura en terrazas, de modo que la pendiente es bastante exigente. Vale la pena, sin embargo, llegar hasta uno de los parajes que se han hecho un espacio en la cultura popular: la fuente del Cuento. Dicen que se llama así porque, como tenía poco caudal, los que iban a buscar agua aprovechaban para pasar el tiempo charlando. Ya sabes, pues: puedes repetir la tradición y recordar aquí esa pendiente tan puñetera que te ha hecho sudar de lo lindo hace poco rato.

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