Ficha técnica
Turó del Putxet - Park Güell - Turó del Carmel - parque del Guinardó
Ascensión al Coll de les Tres Creus
Km 1 - Al salir del barrio enlazaremos los Tres Turons en una ruta bastante dura que requiere resistencia a los músculos y a la mente.
El inicio será unos metros más arriba de la plaza de Lesseps.
Por la calle de Homer, con una fuerte pendiente, se llega a los jardines del Turó del Putxet. Como su nombre indica, este pequeño parque incluye zonas semiforestales. Será un buen lugar para calentar antes de salir por la calle de Ferran Puig y bajar por la de Agramunt. Desde allí, bajando a toda velocidad, verás lo que te espera: la ascensión al Coll de les Tres Creus, que se eleva hasta 190 metros sobre el nivel del mar. El camino más directo es enlazar por la bajada de la Glòria, pero, francamente, es una auténtica salvajada.
Así que, al llegar a la avenida de Vallcarca, gira a la izquierda y corre hasta el segundo cruce a mano derecha. Es la calle de la Farigola, situada justo al pie del collado. Entra para empezar a ganar altura. Pegado a la acera derecha, gira en la primera esquina —calle de la Mare de Déu del Coll— y, enseguida, gira de nuevo hacia la izquierda. Estarás en el paseo de Turull, un camino asfaltado que te llevará hasta el Park Güell. No hagas caso de los atajos: el desnivel es exagerado. En poco menos de un kilómetro, encontrarás grupos de escaladores que ascienden por las paredes de piedra. Continúa por el camino de tierra, siempre pegado a la derecha. Poco a poco irás ganando altura.
Un balcón abierto a la ciudad: una vista espectacular
Km 2 - La señalización te indicará el recodo que conduce a la puerta de entrada del parque, accederás por el punto más alto. Es un momento impactante, ya que dejarás el camino de tierra para encontrar un balcón abierto a la ciudad, con una vista espectacular. La plaza principal, con la figura del dragón, quedará unos metros más abajo. El Park Güell despierta amor y odio entre los corredores, pero enseguida comprobarás que no corres solo. Los caminos de tierra, con muchos desniveles, son muy cómodos para correr, y las rutas por el interior, infinitas. La más popular enlaza el balcón con el viaducto de los Enamorats, un tramo largo y serpenteante donde puedes alcanzar una buena punta de velocidad.
De Gràcia al Carmel
Km 3 - Sal por el camino de Can Móra, también en la parte superior del parque. Este sendero te separa del parque del Carmel, al que puedes acceder también negociando la pendiente con tiempo. Tras las subida, encontrarás otro extraordinario mirador sobre la ciudad. Continua por la calle del Portell y la plaza de Grau Miró, donde encontrarás una fuente. En este punto, dejarás Gràcia para entrar al Carmel por la calle de los Santuaris.
Km 4 - A mano derecha, toma la primera calle, la de las Coves d’en Cimany. Te esperan 200 metros con un 13 % de desnivel y, al final, ante el número 2, un camino de tierra que conduce a la cima del Turó del Carmel, conocido entre el vecindario como la “montaña pelada”.
Km 5 - La mejor opción para bajar la montaña es deshacer el camino y recuperar la calle de los Santuaris. Circulando por aquí darás la razón a Juan Marsé, que definió el Carmel como el “¡maldito barrio de sube y baja y escóñate!”. Los desniveles son constantes, tanto a favor como en contra.
Tercer mirador: el Turó de la Rovira
Km 6 - Tras recorrer 700 metros por la misma calle, llegarás a los jardines de Juan Ponce, que vuelven a enlazar en poco más de medio kilómetro con el Park Güell. Pero, en cambio, proponemos continuar en dirección contraria, subiendo por la calle de Mühlberg. La subida lleva hasta la entrada del parque del Guinardó, que ya hemos visitado en la ruta 7. A ella se llega por los 108 peldaños que conducen a la cima del Turó de la Rovira, de 261 metros de altura y testigo de la historia de la ciudad. Aquí se han encontrado restos de un poblado ibérico; y hasta hace bien poco había uno de los núcleos de barracas más grandes de la ciudad. En la cima, la batería antiaérea instalada en 1937 recuerda los bombardeos sufridos durante la Guerra Civil. El camino para llegar es duro, pero la recompensa vale la pena: el mirador de 360 grados sobre la ciudad es uno de los secretos mejor guardados de Barcelona.