Ficha técnica
Ganando altura
Km 2 - Cruzando la plaza en diagonal, llegarás al paseo de Fabra i Puig, el eje que servirá de referencia a partir de ahora. Empezamos subiendo por la acera de mano derecha a lo largo de un tramo de 600 metros, con una suave pendiente. Es el momento de mentalizarse para la ascensión al Turó de la Peira. Lo puedes tomar por la calle del Teide, muy apropiada ahora que empezarás a ganar altura a marchas forzadas. Las rampas en esta vía llegan hasta el 12 %, de modo que es más aconsejable ir de la calle de Montmajor al paseo de la Peira, que te llevará hasta la entrada del parque. Entrarás muy cerca del campo de fútbol y podrás recorrer el perímetro exterior del parque por unos caminos bastante anchos y cómodos. Este es, hay que recordarlo, un parque semiforestal y rompe con el paisaje del entorno. Los más atrevidos se pueden aventurar a ir hasta la cima, situada a 138 metros sobre el nivel del mar, pero es difícil que puedas hacerlo corriendo.
Si llegas, en todo caso, verás, al lado de la gran cruz de hierro, la ciudad a tus pies.
Un espacio verde entre los bloques de pisos
Sal del parque por el acceso a la calle de Fabra i Puig, que ahora nos guiará hacia el segundo tramo de la ruta. Lo empezaremos con una sorpresa: entre los bloques de pisos encontrarás un enorme espacio verde por debajo del paseo. No te detengas a mirar, baja sin dudarlo. Entrarás al parque Central de Nou Barris, uno de los más grandes de la ciudad, con más de dieciséis hectáreas y una estructura muy original.
Destaca especialmente el lago, rodeado de caminos con desniveles constantes.
Para avanzar, dirígete hacia la izquierda de Fabra i Puig para salir del parque encarado hacia la calle de Feliu i Codina, un breve pasaje que te conducirá al paseo de Valldaura. Este bulevar ofrece un amplio espacio para correr en las aceras, con un cierto desnivel. Desde allí verás acercarse las grandes esculturas que marcan la entrada a la rotonda de la plaza de Karl Marx.
Hasta el pie de Collserola
Esta es una de las rotondas más grandes de todo el núcleo urbano, de manera que abórdala con calma, cruzando los pasos de peatones que te llevarán a la acera de montaña del paseo de la Vall d’Hebron, uno de los espacios preferidos para los runners de la ciudad. Una pequeña bajada y un kilómetro de recta es todo lo que te falta para llegar al punto final, el Velódromo de Horta. El trazado es perfecto para probar la punta de velocidad después de haber hecho trabajar los gemelos en los tramos de más desnivel. A pesar del tráfico de la ronda de Dalt, se corre muy cómodamente hasta encontrar el Velódromo, en cuyo pie hay una fuente. La mejor opción para completar la ruta es dar la vuelta al Velódromo, rodeado de una zona de bosque frondoso. Collserola está a solo un paso, y has llegado corriendo desde el corazón de la jungla urbana. Barcelona, con cien kilómetros cuadrados, ofrece numerosas escapadas al lado de casa. Solo hace falta buen calzado y ponerse en marcha. Es así de sencillo y de gratificante.