La Gallina Blanca
En plena Guerra Civil Española, en mayo de 1937 se creaba en Barcelona La Gallina de Oro, una empresa que pocos meses después cambiaría el nombre por el de Gallina Blanca, todo un reto en aquellos momentos difíciles que vivía Barcelona, donde la gente, aparte de aguantar la guerra, empezaba a sufrir el racionamiento de alimentos.
En ese contexto, la empresa, desde el paseo de Gràcia, ponía al alcance de los hambrientos ciudadanos “los cubitos de caldo Gallina Blanca”, unos pequeños dados de caldo concentrado que, al precio de 25 céntimos, se convirtieron en una auténtica revolución a la hora de cocinar, porque con poco tiempo y de un modo fácil se podía hacer una sopa o preparar una taza de caldo. Vista la importancia de este producto, y seguramente por los momentos que se vivían, cambiaron la palabra oro por blanca, seguramente porque era menos ostentosa y probablemente marcada por una estrategia publicitaria que ha continuado hasta el día de hoy y de cuyos inicios podemos dar algunos ejemplos.
Aparte de dar publicidad al nuevo nombre, empezó a patrocinar espacios en la radio. El domingo 5 de diciembre de 1937, a las dos y cuarto de la tarde, organizaba el primer concierto Caldo Gallina Blanca, con el tenor Emili Vendrell, simultáneamente para Ràdio Barcelona y Ràdio Associació de Catalunya, y el domingo 19 anunciaba un concierto sobre la masía catalana con un texto literario de Josep Maria Folch i Torres.
Estos dados de caldo fueron importantes durante la guerra y la larga posguerra: permitieron a muchas familias alimentarse y hoy día siguen siendo igual de vigentes; eso sí, adaptados a las necesidades de las nuevas generaciones.
Poco tiempo después de la desaparición de las cartillas de racionamiento, Gallina Blanca lanzó, en 1954, un nuevo producto: las pastillas de caldo Avecrem. Unas pastillas que, con el tiempo, fueron diversificándose. Pero si una cosa diferenciaba a los productos Gallina Blanca era también su promoción y publicidad en aquella sociedad atenuada por la dictadura y que empezaba a moverse en el desarrollismo de aquella época. Y eso se encontraba en los programas de radio y en las páginas enteras de los diarios, entre las cuales destaca la portada de La Vanguardia del día 28 de noviembre. En los años cincuenta destacan programas como Jaque a la orquesta, el programa que cada miércoles a las nueve de la noche emitían las 32 emisoras de la cadena SER; La familia contesta, de 1959, emitido por las entonces 40 emisoras de la SER, u otros como Mademoiselle de Paris, Avecrem llama a su puerta, Solo contra todos, etcétera.
Todo eso combinado con publirreportajes, concursos diversos o la contratación de personas conocidas como Mary Santpere, que en catalán decía “Nois, quina sopa!”, Sofia Loren, etcétera. A principios de los años setenta, la importancia del papel y de la radio fue cambiando y Gallina Blanca se abrió paso con los anuncios en la televisión. Otro hecho importante fue la presencia de Gallina Blanca en la plaza del Universo de la Feria de Barcelona en diferentes certámenes, hasta el punto de que en 1976 fue una de las cuatro empresas fundadoras del actual Alimentaria. Una feria que ha ido ganando adeptos hasta convertirse en una de las más importantes
del mundo. Y, con respecto a Gallina Blanca, después de más de setenta años de su nacimiento, sigue unida a la ciudad.
Autor: J. M. Contel
Pie de foto: Imagen de un tranvía, a partir de 1954, anunciando un nuevo producto de Gallina Blanca, el caldo Avecrem.
Pie de foto (2): Imagen del puesto de Gallina Blanca en la Feria de Barcelona de los años 1950-1960.