Horta - Guinardó

A pesar de haber perdido su aspecto rural, el conjunto histórico-artístico de Sant Genís dels Agudells sigue manteniendo su calidez del pasado.

La primitiva iglesia de Sant Joan d'Horta se encontraba cerca de Can Cortada, por donde hoy está la calle de la Església. El edificio, que había sido consagrado como iglesia el 12 de junio de 1260, era pequeño, sin condiciones y alejado del pueblo.

La masía de Can Fargas, o Mas Pujol, adquirida no hace mucho por el Ayuntamiento de Barcelona tras una larga reclamación de los vecinos, está situada entre la avenida de Frederic Rahola, la calle de Peris i Mencheta y el paseo de Maragall.

La Torre Llobeta es una magnífica muestra de la arquitectura gótica catalana del siglo XV y principios del XVI, que mantiene todavía los arcos góticos que, procedentes de diferentes lugares de la ciudad, incorporó en su día el arquitecto municipal Pere Falqués.

En la esquina de las calles de Horta y del Vent encontramos Can Mariner, una de las masías importantes, años atrás, del llano de Barcelona, y convertida ahora en la Biblioteca Horta-Can Mariner.

La calle de Aiguafreda es un callejón estrecho en el que se encuentra un conjunto de pequeñas casas, muchas de las cuales aún conservan los pozos de agua y algunos lavaderos que, según la tradición, servían para hacer la colada de la gente acomodada de Barcelona.

La masía de Can Baró data, como mínimo, del año 1674, cifra que está escrita en el umbral de su puerta. Situada de manera privilegiada a media montaña, permitía avistar los amplios terrenos de su propiedad. El nombre proviene de uno de sus propietarios.

Ca n’Andalet, conocida también como Can Grasses, se encuentra en la calle de Lisboa, entre los barrios del Carmel y de la Clota. La propiedad fue vendida a Hermenegild Grasses en 1675 por el canónigo de la Seu de Barcelona, Jeroni de Francolí.

En el antiguo camino de Sant Cebrià, hoy calle de Jorge Manrique, delante del Pabellón de la República, se encuentra la masía de Can Travi Nou, un edificio de planta baja y un piso de principios del siglo XVIII.

En la plaza de Santes Creus, antigua plaza Major d’Horta, está el edificio de la masía de Can Gras. La masía había sido propiedad de M.ª Rosa Fernández, viuda y heredera de Pau Ferrer, que la vendió a Josep Sabadell, quien, a su vez, en 1760 la vendió a Pau Gras i Quich.

El parque del Laberint, con una extensión de 54,07 hectáreas, se encuentra en las antiguas tierras de Can Llupià, al pie de la sierra de Collserola, cerca del Palau de les Heures y al lado mismo de las Llars Mundet.

En una ciudad sin muchas distracciones, el Laberint d’Horta se convirtió en una atracción sin precedentes para la gente acomodada, la nobleza e incluso la casa real.

Antiguamente, en Horta cada día se montaba y desmontaba un mercado libre, en la calle Major, y sus asentadores tenían que acarrear cada día con todos sus bártulos.

A partir de la independencia de Horta, en la segunda mitad del siglo, esta población vivió un incremento de colonias de veraneo que empezó con diversas torres en la rambla de Cortada, hoy calle de Campoamor.

Ca l’Armera o Cal Ros es una antigua casa de campo del siglo XV que se encuentra en la calle del Cardenal Tedeschini, 32, por donde antiguamente pasaba el camino de Horta a Sant Martí de Provençals. Construida probablemente sobre los restos de una villa romana, era conocida en el siglo XVII como Can Peguera.

La masía de Can Mora se encuentra encima del Coll del Portell, al final del camino de las Donzelles o de Can Mora y cerca del santuario, ahora parroquia, de la Mare de Déu del Coll. Según consta en el dintel de la puerta, su construcción data del año 1730.

Situada al límite de Horta con Sant Andreu, la masía de Can Carreres se encuentra dentro del parque Central de Nou Barris, cerca del paseo de Urrutia y por debajo del de Fabra i Puig.

La ermita del Carmel, que ha dado nombre al barrio, fue construida por Miquel Viladoms en honor a la virgen del Carmen en los contrafuertes del Turó de Can Mora.

En 1870, la compañía de aguas adquirió una finca para hacer un depósito de agua en Can Baró. En 1890, el maestro de obras Enric Figueras construyó un edificio de línea neoárabe por encargo del ingeniero director de la sociedad.

Desde el primer proyecto de 1874 hasta la llegada del tranvía a Horta pasaron nueve años. El proyecto de la nueva línea preveía unir esta población con la vecina Sant Andreu, donde tenía su final el tranvía de Barcelona al Clot y a Sant Andreu.

La avenida Diagonal es una de las vías más importantes de Barcelona. Todo el mundo, viva en el barrio que viva, ha pasado por allí más de una vez. Tiene 11 kilómetros de longitud, y en el lado de Zona Universitària llega a tener 92 metros de ancho.

Una de las tradiciones más populares dentro del ciclo navideño son las representaciones de los pastorets. Se hacen por toda Cataluña, por parte tanto de compañías de teatro profesional como de aficionados.

Para mucha gente de Horta, la calle del Tajo siempre será la Riera d’Horta, un paso natural del agua que, desde Collserola, iba a parar al mar.

Josep Gallart, impulsor de la construcción del Palau de les Heures, fue uno de aquellos emprendedores que hicieron fortuna en las Américas. Establecido en Puerto Rico, donde además de empresario fue diputado y senador, volvió a Barcelona cuando España perdió la isla, a finales del siglo XIX.

En un espacio segregado de los terrenos de Mas Casanovas, delimitado por las calles de Cartagena, de Castillejos y de Mas Casanovas y por la ronda del Guinardó, detrás del hospital de Sant Pau, se levantó, a principios del siglo pasado, un hotel de lujo de estilo ecléctico.

En el llano de Barcelona se levantan diversas colinas. De hecho, hay siete, como en Roma. A pesar de esta coincidencia, las de Barcelona han pasado más desapercibidas en el conocimiento general de la ciudad.

Cuando la compañía Tranvía de Barcelona en San Andrés y Extensiones abrió la línea de Horta, compró los terrenos de la masía de Can Xiringall para construir las nuevas cocheras.

Pere Fargas, hijo de unos industriales de Sant Martí y casado con Montserrat Casanovas, propietaria de Mas Pujol, decidió explotar el agua que emanaba dentro de su propiedad en el monte Màger.

El 31 de mayo de 1899, la señora Francisca Tubau Massanell compró tres solares entre lo que hoy es la rambla de Volart y la calle de Feliu.

Hace cien años, entre el 26 de julio y el 1 de agosto de 1909, Barcelona y la mayoría de sus barrios vivieron lo que se acabó denominando la Semana Trágica.

Paralelamente a la inauguración del Casino de la Rabassada, el 15 de julio de 1911 también entró en servicio una línea de tranvía impulsada por los mismos gestores.

Una de las expresiones más populares de Barcelona desde hace mucho tiempo para definir un lugar es “Els Quinze”.

El Club de Tennis Horta celebró su centenario en el 2012. Es el cuarto de la ciudad, por orden de fundación.

La Veu de Sant Martí del mes de abril de 1927 publicaba, en su apartado de historia, un interesante artículo sobre el Palau de la Mutualitat, un establecimiento hospitalario situado en el término municipal de Sant Martí de Provençals.

El edificio del Palau de la Mutualitat, con una superficie edificada de 1.461,80 m2, estaba formado, en 1927, por tres cuerpos o pabellones aislados y unidos por la fachada que da al mar.

Cuando los merenderos estaban en decadencia, El Correo Catalán publicó, en 1971, un escrito sobre estos modestos espacios de restauración popular, donde se destacaba que corrían el riesgo de desaparecer.

Acabada la guerra, el edificio del Instituto Ginecós, situado en el paseo de Maragall, 152, fue a parar a manos de la Delegación Nacional de Sindicatos de la FET y de la JONS de la Obra Sindical del 18 de julio.

Acabada la guerra, el edificio del Instituto Ginecós, situado en el paseo de Maragall, 152, fue a parar a manos de la Delegación Nacional de Sindicatos de la FET y de la JONS de la Obra Sindical del 18 de julio.

Dicen, y es cierto, que en Barcelona, como en Roma, hay siete colinas. Estos pequeños promontorios que se levantan en el llano de Barcelona son los de Modolell, Monterols, Putxet, Coll, Carmel, Rovira y Peira.

Durante las obras de la Exposición Universal de 1929 llegaron a Barcelona numerosas personas, provenientes de otros lugares de España.

El 28 de febrero de 1932, el alcalde de Barcelona, el doctor Aiguader, inauguró el primer grupo escolar impulsado por el nuevo Ayuntamiento surgido en 1931 y construido en una de las vertientes del Turó de la Peira.

Una de las tradiciones más populares del ciclo navideño son las representaciones de los pastorets, que se celebran por toda Cataluña.

Al pie de la sierra de Collserola y dentro del Campus Mundet de la Universidad de Barcelona, se encuentra el Palau de les Heures, construido por encargo de Josep Gallart Forgas a su vuelta de Puerto Rico en 1895, donde había hecho fortuna.

La recuperación del espacio de la antigua batería antiaérea del Turó de la Rovira, así como algunos escritos que han aparecido últimamente en diferentes publicaciones, han vuelto a poner de actualidad esta antigua posición defensiva de Barcelona.

Siguiendo con el argumentario de qué cañones y cuántos había en el Turó de la Rovira, el escritor Joan Perucho, en un escrito en el diario Avui, hablaba de unos cañones denominados “cerlinkons”, aunque no recordaba bien el nombre.

En plena guerra civil española, el mando del ejército del Este escogió, para proteger la ciudad de Barcelona, la cima del Turó de la Rovira, de 269 metros de altitud y un ángulo de visión de 360 grados, donde instaló unos cañones antiaéreos.

En plena guerra civil española, en mayo de 1937, se creaba en Barcelona Gallina de Oro, una empresa que pocos meses después cambió su nombre por el de Gallina Blanca.

Es bien sabido que durante la guerra civil española se instaló en lo alto del Turó de la Rovira una batería antiaérea de cuatro cañones Vickers 105 para defender la ciudad de los ataques de la aviación franquista.

La masía de Can Peguera, derrocada a finales de la década de 1940, se encontraba justo al lado de la iglesia de Sant Francesc Xavier, junto al actual paseo de Fabra i Puig.

Con motivo de los bombardeos que sufrió Barcelona durante la Guerra Civil, los vecinos próximos al Turó de la Peira construyeron un refugio antiaéreo en la barriada de las Cases Barates de Horta.

Durante la Guerra Civil, y después durante la posguerra, la ciudad se llenó de personas llegadas de toda España que, huyendo de diversas penalidades, hacían de Barcelona su objetivo.

La falta de servicios que tenía este grupo de chabolas obligó a sus habitantes a cubrir con cemento los caminos y a construir escaleras, y con un gran esfuerzo tenían que subir el agua a casa.

El 10 de junio de 1946 se fundó en Barcelona la congregación de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, conocidos popularmente por “la orden de los Camils”.

Ante la falta de vivienda que había en Barcelona en los años cincuenta, cuatro entidades de Gràcia crearon, en 1958, la Cooperativa Graciense de Viviendas, con el fin de construir pisos a precios asequibles.

El 21 de julio de 1959, el alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, inauguró el tramo del metro de Barcelona, de 2.700 metros, entre la estación de la Sagrera y la de Vilapicina.

La historia del Grupo Fotográfico de Horta empieza el 25 de junio de 1961 con Emili Ducet, Àngel Pérez y Josep Saló, socios del Centro Parroquial —hoy Lluïsos d'Horta—, para fomentar la cultura fotográfica dentro de la entidad.

Una de las esculturas más singulares del barrio del Guinardó es la de El nen de la rutlla, un bronce de Joaquim Ros i Bofarull que se instaló en 1961.

Inaugurado el primer tramo del metro entre la Sagrera y Vilapicina el 21 de julio de 1959, quedaba todavía un tramo de 688 metros para enlazar el barrio de Horta con la red de metro existente.

La noche del 18 al 19 de marzo de 1971, los vecinos de Horta decían adiós al tranvía de la línea 49, uno de los dos últimos que aún circulaban por la ciudad.

Al final de los años setenta, Paco González, que era el vocal de chabolas de la Asociación de Vecinos del Carmel, impulsó la creación de un espacio para la enseñanza de adultos en el núcleo de chabolas “Los Cañones”.

Las representaciones de los pastorets, dentro del ciclo de Navidad, son una de las tradiciones más populares por toda Cataluña, y las hacen compañías o grupos de teatro tanto profesionales como de aficionados.

Antes del año 2003 era solo un solar de la calle de Murtra, con una gran pendiente. Hacer un equipamiento en este espacio difícil y sacar el máximo provecho para el barrio era todo un reto.

Hacia los años cincuenta, al lado de las chabolas de Francesc Alegre, en el distrito de Horta-Guinardó, la portera de una torre a medio construir denominada popularmente “la torre de la misa” empezó a cuidar de algunos niños del barrio mientras sus madres trabajaban.