Con respecto a la actividad exterior, se prevé que en los próximos meses se coorganicen acontecimientos en China —donde también se gestionarían dos recintos feriales y se diseñaría un tercero—, en Brasil, en México y en Cuba. En el país caribeño serían hasta cuatro, concretamente sobre alimentación, construcción, transporte y energías renovables.
A estos acontecimientos se suman más de cincuenta congresos y actos programados en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), cuya gestión la asumió Fira de Barcelona en el mes de noviembre.
Estas perspectivas, que están evidentemente condicionadas por la evolución de la pandemia, han sido abordadas en la reunión del Consejo General de Fira de Barcelona, en la que ha participado la alcaldesa, Ada Colau.
En esta reunión se han presentado también los resultados económicos del 2021, con unos ingresos estimados de 60 millones de euros. Este año la actividad se ha tenido que concentrar en la segunda parte del año, a consecuencia de la incidencia de la COVID durante el primer semestre.
Vuelve a ser un motor económico
El objetivo, más allá del número de acontecimientos y de la facturación, también consiste en volver a desarrollar plenamente el papel de motor económico y social para las empresas, sobre todo las pymes. Según un estudio del Instituto de Economía de Barcelona, de la Universidad de Barcelona, en un contexto de plena actividad ferial, la institución genera un impacto económico anual de 4.710 millones de euros, con un valor añadido bruto (VAB) equivalente al 1 % del PIB de Cataluña, 35.000 puestos de trabajo y 971 millones de recaudación fiscal.