BUDISMO | La naturaleza de Buda

La celebración del nacimiento de Buda se festeja durante la luna llena del mes de Vesak (mayo-junio del calendario gregoriano). Este acto conmemorativo toma el nombre de Vaisakha, el cuarto mes dentro del calendario lunisolar más extendido entre la mayoría de comunidades budistas. Dentro del budismo Vajrayana, el Vesak toma, del mismo modo, el nombre de Saka Dawa (literalmente, cuarto mes).

Tradicionalmente, la festividad del Vesak no solo celebra el nacimiento de Buda, sino también el día en que alcanzó la iluminación y el día en que murió. Los tres episodios habrían tenido lugar durante la luna llena del mismo mes.

Durante la celebración del Vesak se hacen parlamentos, meditaciones y ofrendas y se recitan cantos propicios; todo ello, para recordar y homenajear a Buda. En ciertas comunidades budistas, el acto también suele acompañarse con un baño ritual de una estatua de Buda, acompañado de recitaciones.

El budismo considera el compuesto humano como una acumulación de velos o ilusiones (maya), parecido a las capas de una cebolla. Ninguno de esos velos nos representa y, debido a su contingencia, tampoco podemos identificarnos en ellos. Tan solo el centro del ser expresa nuestra verdadera identidad luminosa, que se encuentra más allá de toda representación formal o sensible y solo es comprensible por el intelecto (buddhi). El budismo se refiere a dicha identidad como naturaleza búdica (buddhadhatu).

A lo largo de los siglos de historia del budismo se han realizado grandes esfuerzos para describir esa “naturaleza de Buda”. Lo más común es identificarla con el término sánscrito sunyata, que toma las ideas de vacío, vacuidad, negación o indeterminación. La iluminación, el logro o el despertar de la “mente luminosa” consiste, pues, en la comprensión de la vacuidad de todos esos velos que nos rodean y eclipsan. Por el hecho de estar incondicionada y más allá de todo encadenamiento causal (samsara), también se llama “mente pura” (visuddhi).

La tradición budista considera que ha habido muchos budas antes del Buda histórico, Siddharta Gautama (s. VII a. de C.). Del mismo modo, en el futuro también se espera la venida de muchos otros. Esta pluralidad indefinida de budas se expresa con el simbolismo de los “mil budas” o de los mil pétalos del sutil centro de la corona (sahasrara chakra). Todas las formas históricas son expresión de una misma esencia que se encuentra como semilla dentro de toda persona. Según el budismo, todo ser humano es potencialmente un buda.

Ciertos historiadores occidentales del budismo consideran que la expresión “naturaleza de Buda” no se encuentra en los sermones originales de Siddharta Gautama. Sin embargo, todas las escuelas de budismo son unánimes al considerar que, más allá de las preocupaciones terminológicas, la doctrina de la “naturaleza de Buda” es el sustrato fundamental de las enseñanzas del budismo.

El budismo también utiliza el concepto de “Buda viviente” para expresar el logro de la iluminación o realización de la naturaleza de Buda. En este sentido se asimila al concepto de bodhisattva, aunque este término se utiliza normalmente para referirse a la persona que, habiendo conseguido realizarse, renuncia al nirvana por compasión hacia las criaturas. 

El título de “Buda viviente” también suele utilizarse para referirse a personas famosas por su sabiduría y piedad, algo así como un santo.

No debe confundirse el concepto de “Buda viviente” con una serie de prácticas que llevan a la prolongación de la muerte consciente, presentes en muchas comunidades budistas, sobre todo en el Tíbet (fowa) y en Japón (sokushinbutsu). Esas prácticas suelen tener un pronunciado componente ascético que puede llevar al cuerpo a un estado de verdadera momificación.