ISLAM | La alimentación en el islam
El islam dispone de una legislación (xarî’a) que regula el conjunto de la vida de la persona musulmana: lo que come, lo que viste, la manera de relacionarse, la distribución de la herencia, la economía en general, etc.
El término halal (halâl) es de origen árabe y en un contexto islámico se puede traducir por permisible, lícito o legal. Aunque se suele oponer halâl a haram (harâm), “prohibido”, la ley islámica también reconoce zonas intermedias, como, por ejemplo, lo “permitido pero no recomendable” (makrûh).
Así pues, el término halal se aplica a todos los ámbitos de la vida de las personas musulmanas. Su aplicación depende siempre de la voluntad, es decir, no se considera ninguna falta si alguna persona o circunstancia obligan a una persona musulmana a consumir algo prohibido en contra de su voluntad.
El estatuto jurídico o legal es una cosa y la voluntad humana, otra. La ley islámica puede establecer un acto como obligatorio u optativo, lícito o prohibido, pero este acto solo resultará efectivo si se lleva a cabo de manera voluntaria. El islam defiende siempre la libre elección en el ser humano: “no se puede obligar a nadie en nombre de la religión” (lâ ikrâha fi-d-dïn) (Corán, II, 256). Las acciones se valoran por la intención (niyya), y las intenciones se valoran por la capacidad de elección.
La ley islámica considera que se puede comer y beber de todo, excepto la carne de cerdo, la carne no desangrada de manera ritual, la propia sangre del animal (excepto el hígado) y cualquier sustancia embriagadora. Durante el mes de Ramadán está prohibido comer, beber y tener relaciones sexuales desde el amanecer hasta la puesta del sol.
El rito islámico a la hora de sacrificar a un animal consiste en orientarlo hacia la Ka’ba, en la ciudad de La Meca; pronunciar la basmallâh, fórmula ritual que sincera la intención de la persona creyente, y cortar la vena yugular del animal para evitar el mínimo de dolor posible y provocar el desangramiento. Quedan, así, prohibidos los animales muertos por causas naturales o accidentales, y aquellos que se han sacrificado como ofrenda a ídolos. También se aceptan como halal las carnes kosher de los judíos.
La finalidad última de la prescripción de lo que está permitido y lo que no está permitido es siempre la protección y preservación de la condición humana natural (fitra). Es por ello por lo que muchas personas musulmanas, hoy en día, también acaban entendiendo el halal como lo “saludable” y “de acuerdo con el medio ambiente”, y rechazan, así, los alimentos transgénicos.