Efectos en la salud
La contaminación atmosférica de Barcelona afecta diariamente a la salud de toda la población, aunque no de la misma forma. Los niños y niñas, las personas mayores, las mujeres embarazadas y las personas con problemas de salud —como asma, enfermedades del corazón o de los pulmones— sufren más los efectos que el resto.
Según los estudios realizados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona la contaminación del aire provoca más de 350 muertes prematuras al año, y supone un problema de salud especialmente relevante para la población más vulnerable, como los 200.000 menores de 14 años que viven en la ciudad. Los estudios corroboran también que la contaminación afecta directamente al desarrollo cognitivo de niños y niñas. Muchos estudios científicos demuestran una relación directa entre la exposición a la contaminación atmosférica y una peor salud, tanto a corto como a largo plazo.
El aire contaminado provoca cáncer de pulmón, tiene claros efectos en enfermedades cardiovasculares y respiratorias, contribuye a la aparición de asma y de diabetes, restringe el crecimiento fetal, modera el desarrollo del cerebro y de la función pulmonar de los niños y niñas, y reduce la esperanza de vida.
La exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) a corto plazo puede provocar irritación en los ojos y el sistema respiratorio. A largo plazo, los principales efectos pueden ser un desarrollo pulmonar más lento en los niños y niñas, bronquitis en niños y niñas asmáticos y aparición de enfermedades respiratorias crónicas y cerebrovasculares en personas adultas. El polvo que flota en el aire o partículas en suspensión (PM2,5 y PM10) afectan especialmente al aparato respiratorio y al sistema cardiovascular. La exposición a largo plazo a partículas en concentraciones relativamente bajas, habituales en el medio urbano, puede afectar a los pulmones e incluso causar cáncer. Las partículas más finas son las más peligrosas para la salud, porque penetran hasta el interior del sistema circulatorio y llegan al torrente sanguíneo.