Qué pasa con el aire que respiramos
La intensa actividad industrial, el elevado volumen de tráfico en Barcelona y en su entorno metropolitano, el clima mediterráneo de escasa lluvia media a lo largo del año y la llegada de nubes de polvo sahariano favorecen concentraciones de elementos contaminantes en el aire que respiramos. Este hecho afecta negativamente a nuestra salud.
Los dos elementos perjudiciales para la salud de las personas más abundantes en el aire de Barcelona son el dióxido de nitrógeno (NO2), un gas irritante que ataca a los pulmones y está producido sobre todo por los motores de combustión interna, y las partículas en suspensión de menos de 10 micras (PM10), que afectan especialmente a los sistemas respiratorio y cardiovascular y que tienen origen en los procesos de combustión, rodamientos y frenazos de vehículos, en las obras de construcción, o en el polvo que llega del Sáhara.
Aunque son invisibles a nuestros ojos, estos contaminantes son muy perjudiciales para la salud de todas las personas, pero especialmente para los colectivos más vulnerables, como niños y niñas, mujeres embarazadas, personas adultas con cardiopatías o afecciones respiratorias y personas mayores.