Las obras del futuro parque ya han empezado y se prevé que estén terminadas el verano del 2023. Con una inversión de 5,35 millones de euros, esta plaza verde se sitúa entre las calles de Pontils, Ulldecona, Cal Cisó, Ferro y Arnes.
El espacio tendrá varias zonas diferenciadas pero conectadas entre ellas. Habrá un prado pequeño para la estancia y el juego, con una suave pendiente que facilitará la celebración de espectáculos infantiles y otras actividades. El proyecto prevé un segundo prado más grande, definido por dos muros vegetales, que funcionará como depósito de filtración de las aguas pluviales.
El ámbito de referencia del parque será la placita central, el lugar de encuentro donde confluirá un mirador de los dos prados.
También habrá un jardín en pendiente que tendrá dos escaleras laterales, una central y una rampa, así como vegetación para aportar la máxima coloración al conjunto, con espliego, romero, margaritas amarillas y cerezos del Japón, entre otros.
Finalmente, otro jardín se situará al final de la suave pendiente del prado grande y será al mismo tiempo una zona de absorción de aguas para devolver al acuífero las aguas del conjunto del parque. Estará formado por guijarros de río y tendrá la vegetación característica de este tipo de laguna: tamariscos, juncos, etc.
Un equipamiento para todas las edades
El nuevo parque dará importancia al ocio de los niños y niñas y la actividad física. Dispondrá de áreas de juego que incluirán columpios, una tirolina y diferentes elementos de madera que señalizarán un recorrido para carreras.
Pero también se tendrá en cuenta el descanso para todas las edades. Por esta razón, se plantarán unos 220 árboles y se instalará mobiliario urbano para invitar a la estancia (108 bancos y 76 sillas), aparcamientos de bicicletas, fuentes y elementos de iluminación.
Un nombre con historia e implicación del vecindario
El nombre del parque recuerda las Trece Rosas, un grupo de trece chicas, algunas de ellas miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), fusiladas por el régimen franquista en Madrid el 5 de agosto de 1939, poco después del fin de la Guerra Civil Española.
La denominación fue la opción más votada por el vecindario en una consulta abierta con puntos de votación en distintos equipamientos del barrio.
Además de una zona de recreo y conexión con la naturaleza, el parque significará un impulso en la transformación del ámbito de la Marina del Prat Vermell para crear un nuevo barrio que prevé acoger a unos 28.000 habitantes y 12.000 viviendas, generar entre 8.000 y 11.000 puestos de trabajo y dinamizar un espacio de 75 hectáreas, equivalente a 40 manzanas de L’Eixample.