La Fundación Julio Muñoz Ramonet se prepara para abrirse por completo a la ciudadanía

21/02/2023 - 15:19

Este espacio singular del barrio de Sant Gervasi - Galvany trabaja para cumplir con la voluntad de Muñoz Ramonet, expresada en su testamento. Se convocará una licitación con el fin de adecuar la finca de manera provisional para acoger un programa cultural propio, como avanzadilla de la rehabilitación integral para convertirse en un centro de divulgación científica y cultural.

En la calle de Muntaner, entre las calles de Marià Cubí y de l’Avenir, encontramos una fastuosa finca con una casa señorial centenaria, una torre y un precioso jardín lleno de esculturas.

La Fundación Julio Muñoz Ramonet es un oasis de paz en medio del entramado urbano, que invita a cobijarse del ruido, el tráfico y el estrés. Un muro la rodea y la protege del exterior y cuando atraviesas la puerta de entrada, el tiempo se detiene y los pájaros cantan.

El muro perimetral no sólo garantiza un espacio de tranquilidad y una experiencia sensorial única a las personas que visitan la Fundación, sino que permite preservar las condiciones de insolación de la vegetación (una gran variedad de árboles y plantas), de temperatura y de silencio que lo hacen un lugar predilecto para las aves que nidifican: mirlos, gorriones, herrerillos, petirrojos, mosquiteros, urracas, tórtolas y reyezuelos, entre otros.

Rehabilitación para convertirse en un espacio de arte y ciencia para la ciudadanía

La Fundación Julio Muñoz Ramonet trabaja impulsando proyectos a corto y medio plazo con el fin de abrir definitivamente el espacio para el disfrute de la ciudadanía y la divulgación cultural, tal como dejó escrito Julio Muñoz Ramonet.

El jardín, diseñado por Jean-Claude-Nicolas Forestier en 1916 y remodelado por Joan Mirambell cuarenta años después, ya se abrió al público en el 2016, una vez ejecutadas las actuaciones de mejora del sistema de riego, la vegetación, el alumbrado y la accesibilidad del espacio. Desde entonces la Fundación programa actividades familiares un domingo de cada mes. Y en 2021, el jardín de la Fundación acogió el programa Cienciart, del Departamento de Ciencia del Ayuntamiento de Barcelona, en la línea de trabajo marcada por el Plan director aprobado por el Patronato de la Fundación en marzo de aquel año.

La torre y la casa principal, en cambio, permanecen cerradas a la espera de adecuarlas y rehabilitarlas para garantizar las condiciones de seguridad en todas las zonas interiores. Sin embargo, en octubre de 2022 se pudo visitar por primera vez el interior de la casa principal, de manera excepcional, en el marco del 48 H Open house Barcelona.

Durante el primer semestre de 2023, se prevé convocar una licitación con el objeto de realizar las obras de mejora necesarias para garantizar las mínimas condiciones con el fin de obtener la licencia extraordinaria de actividades del Distrito de Sarrià – Sant Gervasi y poder desarrollar un programa propio más extenso de actividades de divulgación de arte y ciencia dirigido a personas adultas. Además, se está trabajando en colaboración con otros equipamientos culturales de la ciudad para que la Fundación Julio Muñoz Ramonet acoja también otras propuestas culturales.

Estas actuaciones de mejora de los espacios serán también un avance respecto a la rehabilitación integral de los dos edificios de la finca para conseguir la licencia de actividades de pública concurrencia. Las obras están previstas para finales de 2024 y permitirán convertir las instalaciones en uno punto neurálgico de actividad cultural, artística y científica, un centro generador de actividades de proximidad, así como un espacio para la reflexión y la creación artística y científica con residencia para artistas.

¿Quién da nombre al espacio?

El conjunto arquitectónico está formado por el edificio principal, la torre y el jardín, con más de 4.000 metros cuadrados en total. El edificio principal fue encargado por el segundo marqués de Alella, Ferran Fabra i Puig, a uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, Enric Sagnier i Villavecchia, que lo construyó entre 1917 y 1922. Posteriormente, el mismo marqués encargó la torre para su hija. En 1945, las nietasdel marqués vendieron todo el conjunto a los hermanos Álvaro y Julio Muñoz Ramonet, pero muy pronto quedó en manos de éste último.

Julio Muñoz Ramonet (Barcelona, 1912 – Coira, Suiza, 1991) empezó como empleado de los almacenes El Barato y se convirtió un poderoso magnate gracias a las buenas relaciones con el régimen franquista y a la práctica del estraperlo del algodón. Así, se hizo con la Unión Industrial Algodonera, adquirió todo el conjunto de Can Batlló y, en total, una decena de industrias textiles que en 1959 agrupó en una única sociedad, Unitesa, donde llegaron a trabajar hasta 11.000 personas. Incluso el Palau Robert fue la sede de su conglomerado empresarial durante una temporada. Entre otras cosas, reunió una colección de arte compuesta por pinturas, retablos, tapices y objetos de arte decorativo de los períodos comprendidos entre el Barroco y el siglo XX, procedentes, mayoritariamente de la antigua colección Bosch i Catarineu.

La larga carrera de obstáculos de la Fundación

En 1991, cuando Julio Muñoz Ramonet murió, la familia ocultó su última voluntad, que acabó saliendo a la luz en 1994. Es entonces cuando se crea la Fundación Julio Muñoz Ramonet, tal como él pedía al testamento, para conservar, mantener y gestionar el legado que dejaba en la ciudad de Barcelona y que incluía la casa principal, la torre, el jardín y la colección de arte que se encontraba en el interior de la finca. Cuando el Ayuntamiento, en nombre de la ciudad, pudo acceder a la casa, una gran parte de la colección de arte reunida por Muñoz Ramonet ya no estaba.

Los continuos litigios judiciales con la familia han hecho retrasar la apertura de la Fundación al barrio y a la ciudadanía en general. Ahora, la Fundación, a la vez que continúa inmersa en los procesos judiciales, trabaja para llevar a cabo sus proyectos de rehabilitación, programación y museología, con el fin de que más de treinta años después de su muerte, el legado de Julio Muñoz Ramonet pueda ser disfrutado plenamente por los ciudadanos y las ciudadanas de Barcelona, tal como él lo quiso.