La red municipal de escoles bressol ha significado una contribución importante al patrimonio arquitectónico de la ciudad. Cada centro establece un diálogo equilibrado con su entorno inmediato y con el barrio, y su diseño es el resultado de la asimilación y traducción al lenguaje arquitectónico de la investigación en materia pedagógica aplicada a la educación de la primera infancia.
Actualmente, el modelo más habitual, que representa el 50% de las escoles bressol del Ayuntamiento, es una escuela construida en planta baja con capacidad máxima para 87 niños y niñas distribuidos en seis aulas. Estas aulas están orientadas hacia el sur o suroeste para aprovechar al máximo la luz solar, en un terreno sin desniveles.
La distribución del espacio se orienta hacia un entorno acogedor que debe satisfacer las exigencias de la legislación vigente y garantizar un aprovechamiento óptimo de la superficie construida y de la luz natural, de acuerdo con las consignas de sostenibilidad y ahorro. La organización y amueblamiento de los espacios interiores y del patio de juegos también siguen dichas prescripciones e incluyen otras directamente relacionadas con las necesidades educativas de los niños y niñas, con la seguridad, la accesibilidad, la visibilidad, la intercomunicación, la flexibilidad y la adaptación.
Ejes fundamentales
La actividad cotidiana, el fomento de las relaciones sociales y la intervención singularizada son los ejes educativos de la escola bressol municipal; por lo tanto, son también los tres argumentos que ordenan el espacio.
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Espacios diáfanos, amplios e interrelacionados. La organización de los espacios interiores y exteriores parte de exigencias básicas que resultan de las directrices pedagógicas, así como de la necesidad de garantizar la seguridad física del niño y la higiene laboral de los educadores y educadoras, y de promover el contacto entre las familias. El modelo arquitectónico de las escoles bressol tiende a las distribuciones regulares y seriadas, con la creación de espacios polivalentes que puedan ser divididos en zonas para distintos usos.
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Espacios transparentes y soleados. La curiosidad de los niños requiere también que los espacios estén interconectados visualmente a lo largo de todas las aulas. Siempre que ello es posible, el espacio se organiza con orientación sur o sureste para poder aprovechar al máximo las horas de insolación.
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Espacios accesibles y seguros. El edificio deberá facilitar la accesibilidad de los usuarios más pequeños a fin de potenciar su autonomía. La seguridad es, igualmente, una de las claves del modelo arquitectónico. En este sentido, todos los elementos cumplen unas medidas de seguridad muy rigurosas; además, los elementos cuya manipulación puede implicar algún tipo de riesgo físico (enchufes, llaves de paso del agua, etc.) están colocados a la altura de los adultos.
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Espacios educativos. La disposición del espacio debe posibilitar la aplicación de los planteamientos pedagógicos del proyecto de centro:
- Un espacio adecuado a los niños. El espacio debe ofrecer propuestas al alcance de los niños y niñas y posibilitar el trabajo en pequeños grupos, por lo que deberá tener en cuenta que la distribución les permita estar cómodos para experimentar y jugar con los compañeros o a su lado.
- Un espacio que tenga en cuenta la diversidad de necesidades. El espacio y los materiales deben dar respuesta a las distintas necesidades de descubrimiento y experimentación, así como favorecer la convivencia entre los mayores y pequeños del grupo.
- Un espacio que favorezca la autonomía. Los niños y niñas deben poder utilizar el espacio con independencia de los adultos. El espacio debe facilitarles poder elegir y decidir en los diferentes momentos del día: en la realización de rutinas y hábitos, en la solución de problemas, en los juegos y actividades de descubrimiento, etc.
- Un espacio que permita el descubrimiento de las propias capacidades. El espacio debe aproximar diferentes elementos del entorno para que el niño o niña conozca las distintas características y reciba diversas informaciones sensoriales, además de facilitar la experimentación de los diferentes lenguajes.
- Un espacio que preste atención a la presentación y la estética. Un espacio ordenado y estable ayuda al niño o niña a orientarse y a saber dónde dirigirse para realizar un juego, así como a colaborar en la recogida de juguetes. Un espacio estéticamente atractivo invita al juego, a descubrir qué hay y a participar en las diferentes actividades.