A prueba un nuevo asfalto más sostenible en el paseo de la Vall d’Hebron
Más sostenible y duradero. Así es el nuevo pavimento que se ha aplicado en el tramo de la Vall d’Hebron, entre la plaza de Karl Marx y Scala Dei, en el Pla Endreça, el programa municipal de mejora y mantenimiento del espacio público.
La pavimentación se ha aprovechado para poner a prueba un nuevo tipo de asfalto que utiliza áridos siderúrgicos, un material que podría representar un paso adelante en sostenibilidad y eficiencia en la pavimentación vial.
Reaprovechar un residuo industrial
La innovación principal de esta prueba piloto radica en la sustitución de uno de sus componentes habituales —el árido de extracción de pedrera— por escoria siderúrgica. Este material se obtiene de los residuos que se generan en la producción de acero en las grandes fundidoras. Se trata de pequeñas bolas con aristas que, antiguamente, se desperdiciaban, pero que ahora se han identificado como alternativa válida e incluso más eficiente para la fabricación de asfalto.
Esta sustitución aporta dos ventajas clave. Por una parte, mejora la durabilidad, la resistencia y la adherencia del pavimento, hecho que podría reducir la frecuencia de las actuaciones de mantenimiento. Por otra parte, reaprovechando un residuo industrial se evita la extracción de áridos naturales, hecho que reduce el impacto ambiental y las emisiones asociadas. Además, un pavimento más duradero implica alargar su ciclo de vida y, por lo tanto, disminuir la huella ecológica global.
Prueba piloto para comparar resultados reales
El tramo de calle se ha dividido en dos mitades: una se ha pavimentado con asfalto convencional y la otra con el nuevo pavimento. Durante un año, la empresa municipal BIMSA y la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) monitorizarán parámetros como el desgaste, la adherencia y la resistencia al tráfico para comparar el comportamiento de los dos materiales en condiciones reales de circulación urbana.
Validación técnica y mirada a futuro
Este tipo de material ya ha sido testado previamente en laboratorios y entornos controlados, con varios ensayos técnicos llevados a cabo por la UPC, que han validado sus propiedades. Ahora, con esta actuación, la ciudad pone a prueba su aplicación real.
Si los resultados son positivos, se podría considerar implantarlo de forma progresiva en otras vías de la ciudad, en línea con las políticas municipales de sostenibilidad y eficiencia en la gestión del espacio público.
