Historia
En 1996 se fundó el Consejo de Convivencia, Protección y Defensa de los Animales, un punto de inflexión respecto a las políticas proteccionistas, y dos años más tarde, en 1998, se aprobó la Declaración municipal para la convivencia y los derechos de los animales.
Asimismo, en el 2002, Barcelona se convirtió en la primera ciudad catalana de sacrificio cero en la que entonces era la perrera municipal, seis años antes de que entrara en vigor la ley aprobada por el Parlamento de Cataluña con la que se prohibió el sacrificio de los animales de compañía, excepto por razones clínicas. También fue la primera en prohibir la exhibición de animales salvajes en circos y las corridas de toros.
En el 2003 se aprobó la Ordenanza municipal sobre la protección, la tenencia y la venta de animales, que en el 2014 se renovó para ajustar el marco normativo a la realidad jurídica actual.
En el 2008 se puso en marcha la Oficina de Protección de los Animales de Barcelona (OPAB), un instrumento de gestión de las políticas de bienestar animal en la ciudad, y estos últimos años se ha creado el Departamento de Bienestar Animal y la Dirección de Derechos de los Animales.
En el 2014 se hizo posible el acceso de los perros al metro, y en el 2016, al tranvía. En el mismo 2016, Barcelona dispuso por primera vez de una playa para perros y, en el 2017, ha empezado el despliegue del control ético de las poblaciones de palomas.