Urbanismo
Aparte de las torres modernistas que quedan, las mejores en la calle de Campoamor, tienen un gran interés las antiguas masías, unas cuarenta y cinco, algunas de campesino y otras de nobles y gente adinerada, de las que quedan unas diez.
Can Cortada, al final de la calle de Campoamor, es una vieja construcción medieval, antigua torre fortificada, que corresponde a la fundada por la familia Horta, cuyos propietarios, los Oriola Cortada, condes de la Vall de Merlès, tenían el patronato de la iglesia de Sant Joan; conserva ventanales góticos de épocas diferentes y en su subsuelo han aparecido restos de una villa romana. Can Querol, en el paseo de Maragall, cerca de las calles de Petrarca y de Sant Alexandre, es un edificio del siglo XVIII de planta cuadrada con bonitos esgrafiados, reformado y ampliado, que alberga la residencia para personas mayores de la Fundación Valldejuli. Can Fargas, en la calle de Frederic Rahola, cerca del paseo de Maragall y de la calle de Peris i Mencheta, está mencionada ya en 1300 y es propiedad de los Fargas de Casanovas desde 1734; es un notable edificio con una amplia galería y grandes contrafuertes, rodeado de pinos. Can Mariner está en la calle de Horta, esquina con la del Vent: restaurada en 1950, es una de las masías más grandes y bien conservadas. También hay que mencionar Ca n’Andalet, sede del centro territorial de Barcelona Activa en Horta-Guinardó, en la Clota; Can Carabassa, edificio neoclásico, sede del colegio SAFA; Can Masdeu, Can Notari, Ca la Sínia, Can Papanaps, Can Travi Vell, Can Travi Nou, Can Santgenís...