Si bien es cierto que Barcelona cerró el año 2023 cumpliendo los límites europeos actuales en todas las estaciones de la red de vigilancia y previsión de la contaminación atmosférica, ahora toma el reto de mejorar la calidad del aire en la ciudad y pretende acelerar las políticas para conseguirlo.
El compromiso es continuar con las líneas de trabajo iniciadas que tienen como objetivo renovar el parque circulante en el marco de la zona de bajas emisiones, donde actualmente circulan más vehículos con etiqueta ECO que con etiqueta B (amarilla), y electrificar toda la red de bus. De hecho, se espera que este 2024 la electrificación y el hidrógeno verde cubran el 25 % de toda la flota.
Además, en el marco del Plan de movilidad urbana 2025-2030, continuará el impulso de la movilidad sostenible, que ya representa el 80 % de los desplazamientos, y la reducción del porcentaje de los desplazamientos de vehículos privados de motor.
Compromiso para la neutralidad climática en el 2030
Barcelona presentó el Acuerdo Climático de Ciudad, que incorpora el Compromiso de Barcelona hacia la neutralidad climática en el 2030, la hoja de ruta de descarbonización de la ciudad. El documento marca las líneas para el despliegue y seguimiento de las acciones para conseguir la neutralidad climática, proyectadas sobre los sectores clave: la movilidad y el transporte, los edificios y el entorno construido, la generación de electricidad, los residuos y la infraestructura verde y el agua.
Esta es la concreción que ha hecho la ciudad en el marco de la Misión europea de las cien ciudades inteligentes y climáticamente neutras en el 2030. En abril del 2022 la Comisión Europea seleccionó Barcelona como una de las cien ciudades que participan en este proyecto europeo que pretende abrir camino para que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes sean climáticamente neutras en el año 2050.