"Estamos privando a las personas mayores de la posibilidad de imaginar quiénes serían si tuvieran más tiempo libre"

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30/09/2020 - 19:02

PERSONAS MAYORES. ¿Cómo distribuye su tiempo la gente mayor? ¿Cómo impacta nuestro ritmo de vida en su salud? Con motivo del Día Mundial de las Personas Mayores, entrevistamos a la socióloga y experta en envejecimiento, Gabriela Del Valle Gómez.

El uso social del tiempo es también un condicionante en el desarrollo de aquellos colectivos que no llevan a cabo una actividad dentro de lo que entendemos como «trabajo productivo». Hablamos, en este caso, de las personas mayores. ¿Cómo distribuyen su tiempo libre? ¿Cómo impacta a nivel físico y emocional nuestro ritmo de vida en las personas mayores? Con motivo del Día Mundial de las Personas Mayores, que se conmemora el 1 de octubre, hablamos sobre organización del tiempo y personas mayores con Gabriela Del Valle Gómez, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Nacional De Córdoba (Argentina), diplomada en Sociología y Máster en Investigación Sociológica Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona. Del Valle ha desarrollado como investigadora social especializada en temas de envejecimiento activo en el Instituto Catalán del Envejecimiento y la Fundación Salud y Envejecimiento (2007-2015) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

¿Qué impacto tiene la organización actual de nuestro tiempo en las personas mayores?

Para entender la organización del tiempo de las personas mayores, creo que tenemos que hacer una reflexión sobre cómo aprendemos a organizar el tiempo a lo largo de la vida. Siempre debemos tener presente que el envejecimiento es un proceso a lo largo de la vida. No es algo que sucede a partir de una edad, sino que son muchas edades en una vida.

Desde la infancia nos educan para constituir rutinas de uso del tiempo en torno al mandato instituciones como la familia, la escuela, el trabajo, los hábitos de autocuidado y, por último, el tiempo libre.
Si hacemos memoria las rutinas cotidianas se han organizado en torno al mundo del trabajo. Desde pequeños, nos enseñan cómo debemos organizar los días, las fases vitales, la maternidad / paternidad … todo gira sobre el trabajo productivo. El trabajo reproductivo se hace invisible en esta durísima maquinaria del rendimiento socialmente «productivo».

Un reloj que deja un tiempo olvidado, habitado por personas pero con una nula previsión de quien se hace cargo de sus necesidades vitales. Aquí, por ejemplo, queda la conciliación laboral y el cuidado de las personas dependientes.

Este es el tiempo que las personas mayores aportan a la sociedad, en la vida de cada niño y niña, y de cada persona que necesita de cuidados continuas.

Vale decir que hay que preguntarse que pasa con nuestro tiempo, porque destinamos tantas horas al trabajo o porque nos hemos vuelto un poco hedonistas en el disfrute del tiempo libre y dejamos poco tiempo para compartir con personas mayores de dentro o fuera de nuestra red.

¿Cómo se distribuye en la actualidad el tiempo de las personas mayores?

Esto depende de las trayectorias vitales. Es difícil generalizar en relación a un colectivo tan heterogéneo. Hay encuestas que miden cuánto tiempo dedicamos a diferentes tareas de la vida diaria, pero en el sustancial hay un significado del tiempo vivido que puede ser diferente al tiempo en sentido material. Creo que no es suficiente saber cuánto tiempo dedican a tal o cual actividad, más bien deberíamos saber cuán significativo.

Hay personas que dedican mucho tiempo a realizar las actividades básicas de la vida diaria, porque el objetivo es mantener la autonomía para evitar depender de la ayuda de otros. Vivir como queremos es un hito que perseguimos toda la vida, pero a veces esto implica poder hacer las cosas de cada día de una forma independiente (vestirnos, cocinar, ir de compras, etc.).

También hay otros que hacen muchas actividades socioculturales, por ejemplo, van al hogar de ancianos, en el centro cívico o son voluntarias, luchan por mantenerse activas y autónomas. Sin embargo, para algunas es sinónimo de bienestar y para otros una manera de pasar el tiempo.

Por último, algunas personas hacen pocas actividades, se dedican a su autocuidado, hacen paseos, y hacen cuidado de su familia, si tienen.

También es posible responder a esta pregunta desde un punto de vista generacional. Las nuevas generaciones de personas mayores tienen hábitos culturales, por ejemplo, con unas preferencias muy definidas. Pero esto, una vez más, es una resultante del estilo de vida que hemos forjado a lo largo de la vida. Si hemos sido activistas en temas de género, pues tendremos redes, conocimientos, habilidades sociales vinculadas con ello. Aunque, a menudo, la vejez es una oportunidad para grandes descubrimientos.

Sea como sea, hay una diferencia notable respecto con otras generaciones (adultos y jóvenes): destinan más tiempo al cuidado de la salud y tienen más tiempo libre. Dos indicadores de calidad de vida. Transformar el tiempo libre en un tiempo de bienestar, a veces es el reto.

¿Existen diferencias entre hombres y mujeres en esta edad? ¿Qué?

Claro, desde siempre hay diferencias, porque no serían ahora? El cuidado es la respuesta, las mujeres hacen cuidado de los demás, sean dependientes o no! Hay mujeres mayores que dedican mucho tiempo a hacer cuidado de sus parejas con un estado de salud bueno y plena autonomía. No son sólo los limpios / as los destinatarios del cuidado … Pero, hay que decir que los hombres grandes están iniciando un proceso de cambio en este sentido, empiezan a protagonizar el trabajo de cuidado, sobre todo de sus mujeres y en algunas tareas del cuidado de los nietos / as. Sin duda, hay un factor generacional que explica estos cambios, cuando el discurso feminista comienza a sedimentarse socialmente, las personas cambian sus hábitos cotidianos.

En relación al tiempo libre, también hay diferencias. Por ejemplo, los hombres forman parte de clubes deportivos, o participan en asociaciones vecinales, una vez más es lo que hemos hecho a lo largo de la vida lo que canaliza el uso del tiempo.

Las mujeres destinan mucho tiempo al trabajo de voluntariado social, esto no ha cambiado en mucho tiempo, es importante destacar que podría estar vinculado al hábito de hacer cuidado de otros.
Hay nuevos espacios como la formación que también están protagonizados por mujeres, las aulas de extensión universitaria son un ejemplo. Más allá del sesgo demográfico, también hay una cuestión de género, porque es un momento en el que pueden aprender y formarse en temas que antes no han podido por las obligaciones del tiempo reproductivo.

¿Estamos privando a los abuelos y abuelas de su tiempo libre y de sus posibilidades de desarrollo personal?

Si. No sólo estamos privándolas de tiempo material sino también de la posibilidad de imaginar qué personas serían con la disponibilidad de este tiempo. No hay nada más evidente que aquello de que el tiempo es vida, o al menos, la posibilidad de vivirla.

La pregunta está muy bien orientada, porque es un problema social. Debemos dar una respuesta como sociedad, desde el ámbito privado y público, y acciones comunitarias acordes.

El cuidado de los nietos y nietas puede ser en muchos casos la tarea principal de la gente mayor. ¿Puede esto tener consecuencias en su salud física y mental?

Creo que el cuidado de nuestros seres queridos tiene una parte gratificante y otra muy dura y exigente. A veces estamos en condiciones de dar respuesta a este vínculo, pero muchas veces no. La fragilidad forma parte de nuestra esencia más humana.

Si has trabajado toda la vida, en un trabajo remunerado o en haciendo trabajo de cuidado, y has deseado siempre disfrutar de este tiempo para ti y cuando llega el momento sientes que te-l’arravaten, pues eso per se tendrá efectos en la salud emocional.

Las tareas de cuidado de niños piden mucha energía física y moverse a un ritmo de «zumba», no siempre está en condiciones de hacer esto, menos cuando la salud física está resentida por enfermedades crónicas, como generalmente ocurre entre las personas mayores . Físicamente puede empeorar algunos malestares como la hipertensión, la artrosis, las enfermedades osteoarticulares, el dolor de espalda y problemas de sueño a causa de estos dolores.

Desde el punto de vista psicológico, puede impactar con angustia, ansiedad y acabar en depresión.

Sin embargo, no podemos pasar por alto la existencia de estudios sobre la salud percibida que indican que las mujeres mayores cuidadores de nietos / as tienen la percepción de recibir más apoyo social que otros que no son cuidadores. Incluso, se reconoce este trabajo de cuidado como una segunda oportunidad de «parentalidad positiva».

¿Cómo se puede promover un envejecimiento activo de las personas mayores desde la administración y también desde la esfera familiar?

La administración local hace un gran trabajo de divulgación de la importancia de mantenerse activo para un envejecimiento saludable (deporte, participación social, salud). De todas formas siempre queda mucho trabajo por hacer, porque el porcentaje de personas mayores que realizan actividades socioculturales y / o deportivas, son minoritarias. Necesitamos ofrecer más oportunidades o hacerlas más cercanas a la realidad de todas las personas mayores.

Ahora, hay que decir que envejecer de una manera activa y saludable, también significa tener recursos materiales suficientes, una vivienda digna, significa que se respeten los derechos elementales. Si vivo en un cuarto sin ascensor y tengo problemas de movilidad funcional, esto es un límite a mi derecho de envejecer dignamente. Además hay trayectorias que quedan invisibilizadas en relación al «torbellino» de la actividad: las personas con situación de discapacidad, las personas mayores migradas, las personas mayores con enfermedades como las demencias, etc.

En relación a la familia, la conciliación familiar es la asignatura pendiente para todos. La familia tiene mucho que hacer en el mandato de continuar el trabajo de cuidado de los descendientes hasta el final de nuestras vidas. Podemos preguntarnos las y respetar sus decisiones, podemos «limitar» la extensión del tiempo y la intensidad del cuidado (actualmente, cuidan nietos / as 6 horas semanales de media), si cuidan menos tiempo y en momentos que exigen menos esfuerzo físico puede representar mayor bienestar. También deberíamos plantearnos que quizás no son necesarios vacaciones tan largas y destinar ese dinero a un / a cuidadora externa por nuestros hijos, no se, debemos replantearnos el modelo de vida. ¡A veces los niños pasan más tiempo con los abuelos y abuelas que con sus propios padres y madres!

¿La crisis sociosanitaria de la Covid19 debe servirnos para replantear nuestras relaciones de interdependencia? ¿Qué papel debería tener la gente mayor en la «nueva normalidad»?

Cada vez que pienso en el impacto de la Covidien-19 sobre las personas mayores la realidad se vuelve, más que nunca, compleja y sorprendente. Creo que han sufrido vulneración de derechos de todo tipo, de una manera flagrante, sobre esto hay un análisis específico. Pero también creo que han sido un ejemplo de resiliencia, como siempre. Con respecto a la interdependencia ha notado la ausencia de la interacción intrafamiliar durante el confinamiento, pero de una manera no satisfactoria. Si antes hablábamos de la necesidad de liberar a la gente mayor de tiempo de cuidado de los demás, evidentemente no son estas las condiciones óptimas, nada más lejos! Como dicen algunos / as psicoanalistas «nada es liberador si el miedo que genera puede bloquearte el crecimiento».

Pero si pensamos en la parte positiva, podemos tomar como ejemplo la adaptación al uso de las tecnologías de la comunicación. Muchas personas mayores han hecho uso de móviles, tablets, zoom, meet, jitsi, para comunicarse con sus hijos / as y nietos / as. Y si no lo han hecho ellas mismas, el personal de apoyo les ha ayudado, por ejemplo, en las residencias. Esto no es suficiente, pero ha resultado una manera de adaptarse y de reducir el malestar emocional y el riesgo de contagio.

Hay otro lado, más difícil, la soledad vivida como algo pesado, o la lejanía emocional de los hijos / as y otros familiares. Pero esto era un factor pre-existente que representaba un riesgo de mayor vulnerabilidad. Esto que los sociólogos / as analizamos desde hace años se hizo presente en las peores circunstancias. Adelante, ha habido acciones de la sociedad civil muy positivas, como los grupos de wasap para hacer cuidado de las personas mayores de la escala, o las acciones de la administración para asegurar la continuidad de servicios como la comida de cada día , o el tercer sector que ha hecho un trabajo infatigable de acompañamiento a personas mayores que sufren soledad. Siempre debemos tener presente que la interdependencia es social, nos interpela a todos, a título individual, grupal, o como actores colectivos.

La «nueva normalidad», aunque me pregunto que es eso y descubro paso a paso cuáles son sus implicancia. Las personas mayores deben ser protagonistas de las políticas, de las acciones comunitarias, de nuestra actuación como ciudadanos / as … Pero, es así realmente ?.
¿Quién se ocupa de sus derechos? Sentimos sus voces? Respetamos sus decisiones? La sociedad le deja espacio para decidir sobre sus vidas? ¿Qué recursos estamos destinando para disminuir riesgos? Una pregunta sencilla: cuando vuelves al trabajo con medidas de protección, que recogerá a los niños de la escuela? Quien se (pre) ocupa por estos tipos de riesgo de contagio? Y no digo por los niños, precisamente, sino por las interacciones que puedan producirse en los trayectos necesarios, peor si tiene que usar transporte público… ¿Cómo hablan los medios de comunicación de las personas mayores? ¿Qué papel crees que tendrán según el discurso que hacen?

Considero que no se ha hecho nada en este sentido, da la impresión de que estamos esperando que la vacuna nos salve nuestra propia inhumanidad, incompetencia, inoperancia, como sociedad. La vacuna no nos salvará de nosotros mismos.