Los hombres y los cuidados
El objetivo es lograr que hombres y mujeres puedan gozar del mismo tiempo y de las mismas oportunidades económicas y laborales. En definitiva, que puedan desarrollar sus capacidades e intereses en igualdad, a través de un reparto equitativo de las responsabilidades y de una valoración también equitativa de los diferentes tipos de trabajo. Para conseguir este objetivo debemos fomentar una mirada crítica hacia la construcción de las identidades de género y los estereotipos asociados a ellas, para que ambos sexos puedan adquirir las mismas aptitudes e integrar como propios los mismos deberes y las mismas responsabilidades.
El hecho de que las tareas domésticas y los cuidados recaigan sobre las mujeres no es casual, sino que tiene una relación directa con la socialización diferencial de género que se ha explicado en el bloque 1 de este recurso. Este proceso de aprendizaje se inicia desde el momento mismo del embarazo y orienta a las mujeres en los cuidados de las personas y el ámbito privado, y a los hombres al trabajo productivo, la toma de decisiones y el ámbito público. Sólo hace falta mirar a qué juegan mayoritariamente las niñas y a qué juegan los niños para ver que, desde la primera infancia, ya nos están preparando para realizar funciones sociales diferentes en función del sexo.
Pero no es que los hombres no cuiden, ya que nos encontramos hombres cuidadores en diferentes ámbitos o que lo hacen puntualmente, sino que se trata que los hombres incluyan los cuidados en su identidad masculina. Si con las mujeres debemos realizar un trabajo de empoderamiento y promoción de la autoestima para abandonar el modelo tradicional femenino basado en la pasividad y la sumisión, con los hombres debemos realizar un trabajo para fomentar el cuidado, para que empiecen a responsabilizarse no sólo del cuidado de los demás sino del cuidado de uno mismo.
Pero, ¿cuál es la situación actual con relación a la presencia de los hombres en las tareas domésticas y los cuidados?
Actualmente, gracias al trabajo a favor de la equidad de género y la aparición de diferentes leyes en este sentido, se ha generado una falsa percepción de igualdad (sobre todo entre la población más joven) como si la desigualdad y la discriminación fueran cosas del pasado. Incluso ha evolucionado la opinión de los hombres sobre el modelo ideal en el reparto de las tareas domésticas y de cuidado: el modelo de reparto simétrico o corresponsable es el ideal para el 70% de los hombres. Pero las estadísticas de los usos del tiempo visibilizan que los cambios son más de tipo discursivo y superficial y no tanto en la práctica y a nivel interno (ver la tabla 1).
TABLA 1
Duración media de las actividades diarias (Detalladas por sexo) |
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Hombres | Mujeres | |
Cuidados personales | 11:32 | 11:34 |
Trabajo remunerado | 07:51 | 06:50 |
Hogar y familia | 02:35 | 04:14 |
Estudios | 05:01 | 04:41 |
Trabajos voluntarios y reuniones | 01:55 | 01:54 |
Vida social y diversión | 01:55 | 01:56 |
Deportes y actividades al aire libre | 02:05 | 01:47 |
Aficiones e informática | 02:02 | 01:36 |
Medios de comunicación | 02:44 | 02:30 |
Trayectos y uso del tiempo no especificado | 01:32 | 01:30 |
Fuente: Encuesta del empleo del tiempo 2010-2011. Resultados principales 2012. Idescat
Como muestran las tablas anteriores, en Cataluña las mujeres dedican casi el doble de tiempo al trabajo reproductivo que los hombres, con una media de 4:14 horas contra las 2:35 horas de los hombres. En cambio, los hombres dedican más tiempo al trabajo productivo, con una diferencia de una hora. Pero sumando los dos tiempos de trabajo, las mujeres son las que trabajan más hora al día, sufriendo los efectos consecuentes para su salud y su calidad de vida. Además, un 44,5% de las mujeres realizan las labores del hogar en solitario, contra un 9,6% de los hombres. Las mujeres asumen el cuidado de los menores (hijos, hijas o menores a cargo) en solitario en un 33% contra un 2,19% de los hombres. En el caso de personas dependientes, son cuidadas en solitario por el 49,3% de las mujeres contra un 19,6% de los hombres.
Las mujeres dedican más tiempo a determinadas labores domésticas y cuidados (tabla 2) que se siguen distribuyendo de forma desequilibrada y estereotipada. Así, las mujeres realizan en mayor parte todas las tareas menos las relacionadas con las reparaciones domésticas, la jardinería y el cuidado de animales. Es de especial relevancia la diferencia en las tareas de mantenimiento del hogar, la confección y los cuidados de la ropa y las actividades culinarias, generalmente más rutinarias, repetitivas y poco valoradas, pero imprescindibles para el funcionamiento cotidiano del hogar.
TABLA 2
Actividades de trabajo reproductivo (Porcentaje de personas que las realizan en un día.) |
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Hombres | Mujeres | |
Mantenimiento del hogar (limpieza, organización, etc.) | 35,00% | 65,00% |
Confección y cuidados de la ropa | 5,00% | 32,00% |
Actividades culinarias | 55,00% | 82,00% |
Compras y servicios | 33,00% | 47,00% |
Atención a menores miembros del hogar | 19,00% | 24,00% |
Ayuda a adultos miembros del hogar | 3,00% | 5,00% |
Construcción y reparaciones | 5,00% | 1,00% |
Jardinería y cuidado de animales | 14,00% | 12,00% |
Fuente: Encuesta del empleo del tiempo 2010-2011. Resultados principales 2012. Idescat
¿Te has planteado alguna vez qué pasaría si durante un día todas las mujeres del mundo dejasen de realizar las tareas reproductivas no remuneradas que desarrollan a menudo de forma invisible?
¿Y si las dejasen de hacer durante una semana o un mes?
El reparto desigual de las labores domésticas y familiares se agrava cuando las parejas entran en edad reproductiva. La presencia de hijos en el hogar conlleva un peor reparto de las tareas domésticas, un desequilibrio que es desfavorable para las mujeres. Si la diferencia en la media de horas diarias dedicadas al hogar y a los hijos, en jóvenes menores de 25 años, es de 50 minutos, en edad reproductiva (de 25 a 44 años) esta diferencia se dispara hasta 1 hora y 46 minutos.
Es importante tener en cuenta que las tareas de cuidar van más allá del cuidado de los menores. A menudo, cuando hablamos de incorporar a los hombres en estas tareas, sólo se hace referencia a la promoción de paternidades presentes, responsables y afectivas pero no se habla de la implicación de los hombres en el cuidado de personas dependientes y/o mayores. Así, en estas labores también encontramos una dedicación desigual por parte de los hombres, que suelen depositar en las mujeres incluso la responsabilidad de cuidar a sus propios padres.
Ello no obstante, es importante tener presente que la tendencia actual es que cada vez más los hombres se incorporen en estas tareas, sobre todo en el cuidado de los hijos. Pero debemos ser prudentes con los discursos demasiado optimistas, ya que el cambio es lento y gradual. Además, los hombres pueden tener cierto privilegio perverso que les reporta un reconocimiento social con mucha facilidad, a pesar de no existir una situación de igualdad de oportunidades. Fijémonos en el mundo de la cocina de autor y de la alta costura, donde las mujeres tienen una presencia minoritaria a pesar de ser tareas tradicionalmente realizadas por mujeres.
Por eso es necesario ver si este aumento en la implicación en las tareas reproductivas es para adaptarse al cambio social de las mujeres (“porque no queda más remedio”) o por un deseo interior de lograr una sociedad más igualitaria, justa y solidaria con las mujeres.
Es necesario que los hombres reconozcan los beneficios que resultan de esta implicación.