Los hombres, el género y la construcción de la masculinidad
La equidad de género es un principio ético y de justicia social fundamental para la convivencia entre hombres y mujeres. Su objetivo es proporcionar un trato que facilite la igualdad de oportunidades a todas las personas, independientemente de su sexo. Se diferencia de la igualdad porque busca, sean cuales sean las diferencias, garantizar las condiciones de igualdad de oportunidades para todos.
El cambio hacia la equidad entre hombres y mujeres supone beneficios directos para las mujeres, ya que facilita el paso de una situación de dominación a una implicación igualitaria. También aporta beneficios directos a los hombres y al conjunto de la sociedad: los países con más equidad de género se desarrollan más, aumentando la calidad de vida de su ciudadanía. La equidad se convierte así en una herramienta muy poderosa de bienestar, contra la exclusión y la marginación social y cultural.
De esta forma, es necesario asumir el compromiso social –pero también personal– de combatir las discriminaciones existentes entre mujeres y hombres, y es necesario que el colectivo de los hombres asuma como suya esta lucha, porque la equidad de género es también cosa de hombres. Así será posible transformar la sociedad y reconstruirla para que cualquier persona, independientemente de su sexo y de su identidad sexual, pueda desarrollarse y vivir en libertad.