Este quiere ser un ámbito de reflexión en torno al archivo fotográfico del presente y del futuro. Las fotografías de la exposición provienen de donaciones privadas que la ciudadanía ha cedido a los archivos municipales de los distritos, y forman parte de lo que se considera fotografía analógica: placas de vidrio, negativos, fotografías en papel, albúminas, cartas de visita, diapositivas, etcétera. Pero hoy, la fotografía analógica forma parte de un pasado que ha acabado desplazado por los nuevos medios de reproducción digitales, como las cámaras y los móviles, que invitan a hacer un gran número de imágenes que se conservan en los propios dispositivos (o en ordenadores, en discos duros, nubes, etcétera). Muchas de estas imágenes las compartimos en las redes sociales, como Instagram o Facebook, que son un gran archivo virtual. 

Pero ¿cuál es el futuro de estas fotografías? ¿Somos conscientes de que las fotografías que hacemos ahora también son una memoria de futuro? ¿Qué pasará con todas esas imágenes conservadas en dispositivos, nubes y discos duros que compartimos en las redes? ¿Cómo gestionaremos este gran volumen de imágenes ya no físicas sino digitales para poder seguir construyendo esta memoria colectiva en la que el papel de la ciudadanía es fundamental? Este ámbito también es un llamamiento y un reclamo para que estas nuevas producciones visuales familiares, de fotógrafos y fotógrafas amateurs, de empresas y asociaciones pasen a formar parte, algún día, de los fondos fotográficos de los archivos municipales de los distritos, cuando en su conjunto y selección tengan un interés para la historia de Barcelona.