En los fondos de los fotógrafos amateurs de los barrios, como Jaume Caminal y otros de tipo privado de entre los archivos de los distritos, se hacen visibles personajes habitualmente anónimos en la historia de la ciudad, como el señor Bartolo, vendedor de diarios, la señora Joaquima, lavandera de Horta, y el señor Ramon, camarero de los Lluïsos d’Horta, o la tienda de legumbres Benesey, de la plaza del Mercat, todos de Horta-Guinardó. Pasa lo mismo con la trabajadora de una cochera de Sants en 1920 o con la portera del edificio de la Òptica Majó de Gràcia, en 1930, que se hacen visibles y se revelan gracias a la mirada del fotógrafo.