La Horta actual era, hasta 1904, el municipio independiente de Sant Joan d’Horta, a unos seis kilómetros de la Barcelona antigua y situada en el valle comprendido entre la vertiente barcelonesa de la sierra de Collserola y el Turó de la Peira, de un lado, y los de la Rovira, el Carmel y la Creueta del Coll, del otro.

Aquel municipio era más extenso que el territorio actual. Llegaba hasta Vallcarca, colindando con Sant Gervasi de Cassoles (también municipio independiente) y con Cerdanyola del Vallès por el otro lado. Y todo el territorio de los actuales barrios de Sant Genís dels Agudells, Montbau, la Vall d’Hebron y gran parte del Carmel. El origen del municipio era la parroquia de Sant Joan d’Horta, que inicialmente era sufragánea de Sant Genís dels Agudells, pero que a comienzos del siglo XIII se constituyó en parroquia independiente.

Horta ha sido siempre rica en agua, y por eso era un núcleo rural ya desde la época romana. Como el cultivo de la tierra ha sido la actividad principal, de ahí viene la gran proliferación de masías (más de cincuenta), muchas desaparecidas.

Horta también ha sido lugar de veraneo para la gente de Barcelona. Además, muchas masías y casas de payés se transformaron en casas señoriales, algunas de categoría y dimensiones considerables, como los jardines y el palacio del marqués de Alfarràs (Laberint), la Granja Vella (Seminario de Martí-Codolar) o Can Gallart (el Palau de les Heures).

El hecho de tener una gran abundancia de agua propició que se desarrollaran industrias que la necesitaban: fábricas de curtido de pieles (la más grande e importante fue Can Fontaner), la industria casera de la lavandería, la fábrica de almidón de la familia Oliver (la torre de agua de la calle Cartellà pertenecía a ella), tejerías o fábricas de ladrillos. También proliferaban muchos oficios relacionados con el agua, como aguadores y poceros, y todos los oficios ya desaparecidos relacionados con el curtido de la piel: zurradores, curtidores, pellejeros, etcétera.