La paloma

La paloma bravía (Columba livia) es el ancestro silvestre de la paloma semidoméstica (Columba livia var. domestica). Al tratarse de la misma especie, se hibridan frecuentemente, por lo que presentan un aspecto muy similar a la forma “típica”, resultando muy difícil distinguir cuándo una población es realmente silvestre o pertenece a la forma semidoméstica. El promedio de vida en libertad es de entre 5 y 6 años si superan el periodo de mayor mortalidad, que es hasta los 8 meses, aunque en el caso de las palomas mensajeras en cautividad, pueden llegar a los 15 años.

Se trata de un ave de tamaño mediano y cabeza pequeña con un aspecto compacto y redondeado. Los adultos tienen una longitud de entre 31 cm y 34 cm, una envergadura de entre 63 cm y 70 cm y un peso de entre 315 g y 410 g. Muestran una coloración dominante grisácea, con el obispillo blanco y dos bandas alares negras. Los potentes batidos de sus alas les permiten alcanzar los 56 km/h con un vuelo muy rápido y directo.

Alimentación

Es una especie principalmente granívora, que consume semillas de cereales, leguminosas y herbáceas y, ocasionalmente, hojas e invertebrados. Los pollos son alimentados con la llamada “leche de paloma”, una secreción lechosa producida en las paredes del buche.

Reproducción

Aunque su periodo de cría se extiende a lo largo del año, hay un pico en la actividad reproductora durante la primavera y el verano. Se trata de una especie monógama, con vínculos de pareja a veces de por vida, que nidifica en solitario o en pequeñas colonias sobre cavidades o cornisas de cortados. El nido consiste en una simple y poco consistente estructura de elementos vegetales, como ramas pequeñas y hojas, donde ponen dos huevos de color blanco puro y que incuban ambos sexos entre 16 y 19 días. Ambos progenitores cuidan de los pollos, que son capaces de volar entre los 35 y los 37 días, aunque continúan siendo dependientes algunos días más.