Sexualidad

¿Sexualidad o sexualidades?

Otro elemento importante a la hora de analizar y construir relaciones afectivas y sexuales sanas y libres de violencia es la forma en que los hombres viven la sexualidad. La sexualidad condiciona la autoestima y el estado de ánimo, pero sobre todo es una fuente de placer y de diversión. Ello no obstante, la mayoría de veces se presenta a través de anuncios, películas y programas de televisión, por ejemplo, en forma de tabú, peligro o como algo denigrante para las chicas y las mujeres. La mayoría de la información que circula tiene poco que ver con la realidad y reduce o simplifica mucho el abanico de posibilidades, que es mucho más amplio que las ideas que se transmiten.

En las películas vemos personas que no hablan entre ellas y que no se comunican cuando tienen relaciones sexuales. A menudo vemos relaciones entre chicos y chicas jóvenes (heterosexuales), cuerpos delgados, depilados o que simplemente no son como los nuestros. Prácticamente sólo aparece el coito heterosexual, etc. Por lo tanto, nos ofrecen una visión de la sexualidad distorsionada, lo que genera mucha frustración y malestar si no se acompaña con cuidado. Existen muchas sexualidades: hablamos de preferencias sexuales, si nos gustan unas personas u otras, pero también prácticas sexuales, gustos, etc., y muchas formas de desear y vivir el placer. Vale la pena conocer el amplio espectro existente y no limitarse a lo que nos llega.

Para los hombres, la sexualidad se aprende mayoritariamente a partir de una publicidad que presenta a las mujeres como objetos o de una pornografía de tipo comercial que sólo muestra una sexualidad basada en el placer masculino y a partir de la sumisión femenina.

Jove mirant-se al mirall

Este aprendizaje también se basa en la competitividad con otros hombres sobre el tamaño del pene, el número de relaciones, su duración, el número de eyaculaciones, etc. Es una competitividad normalmente muy visible pero que presenta consecuencias tan poco visibles como negativas para los propios hombres: inseguridad, baja autoestima, presiones, etc.

  • ¿Cómo entiendo la sexualidad?
  • ¿Dónde y cómo lo he aprendido?
  • ¿Como algo basado en el propio placer por encima del deseo y la voluntad de los demás, o como una relación de igual a igual donde cada uno decide libremente hasta dónde quiere llegar y con quién quiere mantener relaciones?
  • ¿Qué hago para mantener relaciones sexuales sanas y respetuosas con los demás?
  • ¿Cómo me comunico cuado hablo de sexualidad?

Si además añadimos el listado de imperativos que el género determina (por ejemplo, tenemos que ligar mucho, hablar todo el rato de sexualidad aunque no sea verdad lo que contamos, no expresar dudas, llevar siempre la iniciativa, estar siempre disponibles sexualmente, etc.), el resultado es una vivencia de la sexualidad poco placentera y muy restringida para los hombres.

De ellos se espera que sean expertos, que midan la sexualidad con parámetros cuantitativos, que tengan relaciones que empiecen con la erección del pene y que terminen con la eyaculación del hombre, basadas en la penetración o coito heterosexual, o en la búsqueda del placer propio, etc. Todo ello supone mucha presión para los propios hombres, lo que puede causar algunas dificultades sexuales.

Pero sobre todo nos encontramos ante un modelo que perjudica a las mujeres. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio de la European Union Agency for Fundamental Rights, afirmando que 3 de cada 10 mujeres han sufrido una agresión sexual o física.Més Esto es el resultado de un aprendizaje de la sexualidad masculina que se basa en no respetar los límites (el mito que asocia un no de la mujer a la insistencia para conseguir un sí, o la idea de la sexualidad masculina impulsiva e incontrolable son claros ejemplos de ello) y en una cultura que objectualiza el cuerpo femenino, que se presenta en nuestra sociedad y especialmente en los medios de comunicación y la publicidad como un cuerpo disponible y accesible en cualquier momento, es decir, como algo al servicio del poder y las necesidades masculinas. Este conjunto de ideas perpetúan la violencia sexual.

Se debe poner énfasis en la convicción de la importancia de construir otras sexualidades diferentes a la aprendida: sexualidades particulares y singulares según lo que cada persona desee a cada momento. Todo ello conduce a construir relaciones basadas en el consentimiento, los límites, la comunicación y el placer.

En este apartado se propone alguna dinámica para poder empezar a tomar consciencia sobre cómo aprenden la sexualidad los hombres. Pero también un espacio donde empezar a vivir las sexualidades de forma amplia y diversa (tanto con relación a la orientación sexual como a las prácticas).