¿Cómo se manifiesta la violencia machista en las relaciones afectivas y/o sexuales?
Entender el vínculo entre los mitos sobre el amor romántico y la violencia es un primer paso. En segundo lugar, es necesario entender cómo esta violencia se acostumbra a manifestar.
Según el Ministerio de Sanidad, en el Estado español murieron 712 mujeres entre 2003 y 2013 a causa de la violencia machista, la mayoría a manos de sus parejas o exparejas. Datos como este demuestran la gravedad de la situación y la necesidad de implicar a los hombres en la lucha contra la violencia. Debemos tener en cuenta sobre todo que muchas de estas violencias suceden dentro del ámbito de la pareja. Por eso es necesario trabajar para prevenirlas (juntamente con otros ámbitos como el laboral, el político, etc.).
Aunque en este apartado nos centraremos en la violencia en las relaciones afectivas y/o sexuales, cabe remarcar el hecho de que es una manifestación reflejo de una sociedad machista y una estructura social que legitima el uso de violencias por parte de los hombres y el dominio de los hombres por encima de las mujeres. Cuando hablamos de violencia machista dentro de la pareja no lo podemos desvincular del contexto social en el que vivimos. En otras palabras, cualquier hombre socializado en una sociedad como la nuestra es una persona que puede llegar a utilizar la violencia para relacionarse con los demás. Por lo tanto es necesario educar a los hombres, de cualquier edad, en la comunicación y la resolución de conflictos de forma pacífica y dialogada para evitar que la violencia se manifieste.
Dicho esto, es importante entender que la violencia física y las muertes son la punta del iceberg de una violencia que se ejerce progresivamente y que se expresa de formas muy diversas. Por eso hablamos de diferentes tipos de violencia (tabla 1). En las relaciones afectivas y sexuales podemos encontrar violencia psicológica y verbal, violencia sexual o violencia física. Algunas de estas manifestaciones de la violencia pueden parecer más sutiles o son más difíciles de identificar pero siguen siendo graves.
Gritar a alguien para obtener la razón, desacreditar constantemente a la otra persona, controlar lo que hace o cómo se viste, no respetar sus límites, entre otras, son actitudes que minan la autoestima de la otra persona y son indicadores de relaciones afectivas y/o sexuales no basadas en el respeto y en el acompañamiento, sino en la violencia y la imposición. Estas alarmas nos permitirán detectar si una relación nos conviene o no. En este sentido, especialmente los hombres (a causa de la socialización que han recibido) deben empezar a asumir la responsabilidad de construir relaciones donde no se acepte ningún tipo de violencia.
TABLA 1
Tipo de violencia | ||
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Tipo de violencia machista | Definición | Ejemplos |
Violencia física | Comprende cualquier acto u omisión de fuerza contra el cuerpo de una mujer, con el resultado o el riesgo de producir lesión física o daño. | Golpear o apretar el brazo con fuerza. |
Violencia psicológica y verbal | Comprende cualquier conducta u omisión intencional que produzca en la mujer una desvaloración o un sufrimiento, mediante amenazas, humillaciones, vejaciones, exigencia, obediencia, sumisión, coerción verbal, insultos, aislamiento o cualquier otra limitación de su libertad. | Gritar para obtener la razón o menospreciar y ridiculizar todas las opiniones de la otra persona. |
Violencia sexual y abusos sexuales | Comprende cualquier acto de naturaleza sexual no consentido por parte de la mujer, incluyendo la exhibición, observación e imposición, mediante violencia, intimidación, prevalencia o manipulación emocional, de relaciones sexuales, con independencia que la persona agresora pueda tener una relación conyugal, de pareja, afectiva o de parentesco con dicha mujer. | Violación, acoso sexual o no respetar un “no”, un límite. |
Violencia económica | Consiste en la privación intencionada y no justificada de recursos para el bienestar físico o psicológico de una mujer y, si procede, de sus hijos e hijas, y la limitación en la disposición de los recursos propios o compartidos en el ámbito familiar o de pareja. | Control de su dinero. |
- ¿Qué tipo de relaciones construyo?
- ¿Estoy abierto a revisar mi forma de comportarme y relacionarme?
- ¿Soy capaz de identificar actitudes, comentarios o conductas que reducen la liberad de la otra persona o le hacen sentir mal?
- ¿Soy capaz de empalizar con las personas que sufren estos comentarios, actitudes y conductas?
- ¿Qué hago para cambiarlas?
Aunque sigue siendo una proporción insuficiente, queremos apuntar que cada vez hay más hombres que toman consciencia y asumen la responsabilidad de implicarse en la erradicación de la violencia dentro de la pareja, teniendo en cuenta que este objetivo se puede lograr mediante un replanteamiento personal. ¿Qué significa responsabilizarse? ¿Qué pueden hacer los hombres ante la situación actual? Revisarse personalmente de forma constante y preguntarse qué tipo de relaciones mantienen puede ser un inicio.
Tomar conciencia de todas las formas como se manifiesta la violencia machista, buscar alternativas al modelo de masculinidad tradicional, repensar la propia masculinidad de forma colectiva, aprender y ejercitar las formas de comunicación y resolución de conflictos sin violencia o mantener una actitud de tolerancia cero ante comportamientos y actitudes sexistas y machistas, pueden ser algunas de las herramientas que se proponen. Por eso las dinámicas que presentamos en este bloque pueden servir como punto de partida para trabajar las masculinidades a nivel grupal.
Finalmente, cuando hablamos de violencia machista, debemos entender que se manifiesta de muchas maneras. Más allá de lo descrito hasta aquí, hay otras violencias cotidianas, prácticamente invisibles porque se han normalizado (las encontramos dentro y fuera del ámbito de la pareja, aunque en este apartado nos centraremos en las que se dan dentro de las relaciones afectivas y/o sexuales). Estas violencias son las encargadas de generar y mantener la dominación masculina, que legitima la violencia hacia las mujeres como estrategia para mantener el poder.