Este espacio del final de la rambla Guipúscoa ha pasado de acoger el futuro del crecimiento industrial de la Verneda al futuro del desarrollo urbanístico y social del barrio

Al final de la rambla Guipúscoa, cuando ya estamos a las puertas de Sant Adrià de Besòs, de 1965 a 2008 hubo la “Compañía de Bebidas Gaseosas”, la Cobega, factoría embotelladora de coca-cola.

La urbanización del amplio solar que liberó al trasladarse a Martorelles ha permitido recoser los barrios del entorno, y la ciudadanía que ocupa los cientos de viviendas que se han construido está llamada a convertirse en todo un revulsivo social.

En la urbanización es destacable el gran número de viviendas sociales que se han incorporado al parque público de Barcelona, o que algunos de los edificios se basan en formatos constructivos revulsivos, como el de la calle Lola Iturbe, el mayor de la ciudad construido sólo con madera.

Refrescos y política

La bebida de zarzaparrilla y formula ignota ya se embotellaba en Barcelona en los años veinte, pero el aislamiento internacional a la dictadura militar abrió un paréntesis que no se cerró hasta el acercamiento del régimen a Estados Unidos por la Guerra Fría. En 1951 el empresario Santiago Daurella, bien relacionado con el franquismo, obtuvo la licencia para exportar el refresco a toda la península ibérica desde la Verneda.

La factoria del barrio

Unos grandes ventanales permitían ver el proceso de embotellado ya que la línea de producción estaba como en un escaparate. Una estrategia de marketing de la Cobega, como lo eran también las excursiones escolares que llevaron de visita a miles de niños y niñas durante décadas que salían entusiasmados, lo que la hizo muy popular.