La España Industrial, el vapor nuevo, ha sido la fábrica más importante de la historia social y económica de Sants. Sociedad anónima textil de la familia Muntadas, producía diferentes tipos de tejidos y estampados, especialmente ropa de pana, el género textil más utilizado por las clases populares catalanas (el negro de payés, el beis verdoso de los tranviarios...). La calle que lleva el nombre de la fábrica, y que le da acceso desde la carretera, probablemente era una de las más animadas durante los días laborables, en los que concurrían obreras y obreros: las mujeres, con falda hasta los pies y la cabeza cubierta; los hombres, calzados con alpargatas y con blusa.
Puestos medio provisionales de ropa, con sus toldos extendidos y la mercancía colgada, se colocaban a ambos lados de la calle para aprovechar el ir y venir de la gente. Los trabajadores y las trabajadoras de La España Industrial, en la entrada y la salida de cada turno de trabajo, eran clientes atractivos para los comerciantes: tenían un sueldo seguro y unos inicios de seguridad social, y eran lo bastante numerosos para justificar la instalación más o menos provisional de estos puestos. No se sabe con certeza si estos puestos se instalaban cada día o solo los días de paga (la historia no nos ha dejado información al respecto); debió haber, sin embargo, suficiente gente con un mínimo de capacidad adquisitiva.
La vida social
La vida social de un municipio industrial como Sants, en la periferia de la capital, debía estar, en buena parte, regida por los conflictos sociales. Negociaciones y huelgas, demandas de trabajo y paro, paternalismo y radicalismo, beneficencia y caridad, tabernas y ateneos populares, merendolas en las fuentes, bailes, teatro y canto coral debían ser las características de la vida de Sants, así como del resto de la Cataluña urbana.
La primera fábrica fue la de los Güell, El Vapor Vell, cuyo edificio todavía hoy se mantiene en pie, con entrada por la calle del Nord, que después de la anexión pasó a denominarse calle de Galileu. Hoy es el principal recuerdo de uno de los primeros episodios de violencia social en Sants y en Cataluña. En efecto, en este local, en julio de 1855 fue asesinado el gerente de la fábrica, Josep Sol i Padrís, durante una reunión de negociación salarial con una comisión de obreros. El asesinato coincidió con el inicio de la primera huelga general de los obreros del textil en Barcelona y su llano. Este asesinato y la primera huelga tuvieron una gran repercusión en la historia contemporánea de toda Cataluña.
Sants estaba, así, a la vanguardia de algunos movimientos políticos, como lo siguió estando posteriormente en algunos acontecimientos destacados: el atentado contra Cambó en Hostafrancs en 1907; el Congreso de Sants, en 1918, en el que se reorganizó la CNT; la fundación de Esquerra Republicana de Catalunya en 1931 en el ateneo republicano de la calle de Cros; la fundación del sindicato Comisiones Obreras en la parroquia de Sant Medir en 1964; o la legalización del Centro Social de Sants en 1972.
En el siglo XIX, dos estamentos tenían un liderazgo social importante: los médicos y los curas. El médico, a pesar de ser un universitario que empezaba a tener ciertas bases científicas, mantenía un contacto directo con las personas enfermas y sus familias que lo hacía especialmente apreciado. Muchos médicos, además, mostraron una gran preocupación por la aparición de nuevas enfermedades que parecían contradecir el progreso del siglo y predicaron la prevención y la higiene, lo que aumentó su popularidad aún más. Jacint Laporta i Mercader (1854-1938) puede ser un representante de los médicos de Sants, como Josep Saltor o Francesc Llauradó. Aunque fue concejal de Barcelona por el barrio de Sant Andreu, de hecho, Laporta es quien más hizo por dar a conocer Sants, antes y después de la anexión, ya que en 1880 publicó la primera historia de Sants.
La Iglesia ha sido siempre una institución fundamental en los países de cultura católica; también en Sants. El municipio nació con la iglesia y, en su entorno, se ha formado buena parte de su historia. Algunos rectores han tenido un papel primordial: mosén Andreu Casanovas, que dejó el famoso Monitor de Sants en 1850; o mosén Miralles, muchos años después. La iglesia prestaba servicios asistenciales a una población necesitada, entonces importante en Sants.
Los espacios públicos
El espacio público de Sants estaba representado por sus calles; las plazas eran escasas. Es más, en vez de las calles, las carreteras que salían de Barcelona hacia el suroeste fueron los ejes que articularon el crecimiento y las formas urbanas del municipio.
La carretera de Sants fue iniciada por el reformismo borbónico en 1764, y cinco años más tarde se acababa el puente sobre el Llobregat en Molins de Rei.
Transversales a estos ejes de carreteras, que orientaron el crecimiento del caserío, estaban las calles principales y comerciales. La calle de La España Industrial y sus puestos temporales de ropa; la calle de Riego, gran eje comercial, con sus tiendas y hasta un gran almacén, El Barato de Sants. No obstante, la auténtica calle mayor de Sants era la de Colom, que a raíz de la anexión tuvo que cambiar de nombre y tomó el de la comarca catalana del norte, el Vallespir. Se iniciaba en la zanja de ferrocarril que, durante mucho tiempo, cortó el municipio en este sector, aunque pasaba subterráneamente por las dos carreteras. La calle de Colom también estaba sembrada de plátanos y estaba casi siempre animada, repleta de gente de edades diversas, como una muestra de la vida social de entonces: niños saliendo y entrando en las escuelas, los toldos de los carros y de las tiendas llenas de vida comercial.
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