Uno de los objetivos prioritarios del nuevo ayuntamiento democrático fue la descentralización del poder municipal, vinculada a una mayor participación ciudadana. A partir de los resultados de las elecciones municipales en los distritos se pudieron constituir los doce consejos municipales de distrito, formados por quince concejales nombrados por los partidos y coaliciones de manera proporcional a los resultados obtenidos. La presidencia quedaba reservada a un concejal o concejala municipal del partido más votado en cada distrito.

Los resultados electorales en el Distrito VIII, que englobaba Gràcia y Coll-Vallcarca, situaron al PSC como el partido más votado, seguido por CiU y CC-UCD como tercera fuerza. Por detrás quedaba el PSUC, ERC y CD-AP.

Con esta correlación electoral, el 14 de septiembre de 1979 se constituyó el primer Consejo Municipal del Distrito VIII, formado por cuatro concejales del PSC, cuatro de CiU, dos del PSUC, dos de CC-UCD, uno de ERC, uno de CD-AP y uno del Bloc de l’Esquerra Catalana, cedido por los socialistas. La presidencia del Consejo recayó en la socialista Mercè Sala.