De popular cine de barrio a vanguardista centro de servicios vecinales y culturales, este espacio de la calle Alfons el Magnànim siempre ha sido punto neurálgico del barrio

No hace muchos años que los barrios de Barcelona estaban salpicados por una amplísima red de cines de barrio. En los últimos lustros, por muchos motivos en general y por ninguno en concreto, esa inmensa red de salas de proyección se fue consumiendo paulatinamente hasta quedar en el recuerdo íntimo de las personas.

Pero un recuerdo indeleble en la memoria de todos, y el Cine Pere IV, que había ocupado este espacio tan céntrico de la calle Alfons el Magnànim, será imborrable para toda una generación de vecinas y vecinos del Besòs i el Maresme que hicieron punto de reunión desde su construcción en 1964 hasta su cierre con el cambio de milenio.

Nueva vida, nuevos servicios

El edificio fue adquirido en 2010 por el Ayuntamiento de Barcelona para destinarlo a servicios públicos. Posteriormente se vio que su estado hacía inviable la remodelación y que la única opción era el derribo, lo que tuvo lugar en el 2023.

Seguidamente comenzó la construcción de un nuevo edificio singular y moderno, de 6 plantas y 5200 m2 de superficie hábil, en el que se ubicarán servicios y equipamientos necesarios en el barrio. Por ejemplo, en la planta baja habrá un auditorio que rememorará el antiguo cine, y mientras que en las tres plantas superiores se ampliará el adyacente CAP Besòs, en las plantas centrales se ubicará la nueva biblioteca del barrio. Un nuevo edificio singular, llamado a convertirse en un nuevo faro de atracción social y cultural en el Besòs i el Maresme.

El mural de los deseos y las ilusiones

Cuando el edificio era ya propiedad municipal, su fachada fue el lienzo perfecto para una obra mural de gran formato. El artista urbano Kamil Escruela era conocedor de la gran relevancia del edificio para satisfacer muchas de las reivindicaciones del vecindario, por lo que su propuesta artística fue muy celebrada. De hecho plasmó, de forma muy alegre y colorista, todas las ilusiones y deseos que el entorno social y humano del barrio depositaban en el edificio, y a lo largo de los años el mural se convirtió, con orgullo, en parte del paisaje visual.