La historia del polígono de la Mina es un ejemplo descarnado de las operaciones del desarrollismo franquista, cuyas consecuencias todavía son visibles actualmente

Del proceso de dignificación de la situación que vivían las personas en las barracas del Camp de la Bota, surgió el barrio de la Mina. En un tiempo record se construyeron más de 2.000 viviendas, pero la red de equipamientos sociales no se hizo entonces, una irregularidad que añadida a las graves problemáticas sociales, dio lugar a lo que se conoció como barraquismo vertical.

Polígonos del desarrollismo

La Mina es un polígono representativo de las operaciones de los setenta en las que los bloques de viviendas no acaban de definir espacios urbanos en la escala adecuada y generan dificultades de integración urbana y social. De hecho, es el ejemplo arquetípico de lo que se denominan polígonos de absorción o barrios dormitorio, cuya prioridad era hacerlos con urgencia.

La parte de la Mina Vella constaba de unas 400 viviendas distribuidas en bloques con condiciones aceptables, pero la segunda fase dio lugar a una Mina Nova que añadió 2.150 viviendas en edificios descomunales que no se adecuaban al mismo criterio.

En 2007 tuvo lugar la apertura de la rambla de la Mina, que atraviesa el polígono desde el parque del Besòs hasta el Fórum, una iniciativa urbanística que mejoró la situación.

La Mina rural

Bajo la especulación y los intereses particulares, en los años sesenta se expropiaron los bosques, las zonas de humedales y las tierras que se dedicaban a la ganadería, la agricultura, y la caza, para rápidamente construir edificios de hormigón. Las masías fueron derribadas, y con ellas desapareció un estilo de vida enterrado bajo un mar de cemento. Can Piques, Can Coll, Can Farinetes, Can Sabatés, Cal Nandu, Cal Nofre, Can Co, Can Sala, Cal Pobre, la Fabriqueta, Can Boada, Casa Pouet del Arte y El Prat de la Bomba, son, pocas décadas después, meros registros archivísticos.