Vía natural de conexión entre Barcelona y el norte, este camino, más tarde llamado carretera de Mataró, ha sido una arteria de desarrollo de Sant Martí de Provençals

En la gasolinera de la Ciudad Deportiva del RCD Espanyol sorprende encontrar un fragmento de calzada de adoquines. Se trata de un tramo del Camino Ral en su formato del siglo XIX, que además mantiene una sección de 10 metros de las vías del tranvía y uno de los palos de la catenaria instalada en 1903 al electrificar la línea.

Caminos que perviven

El origen de este trazado se remonta a la época romana, cuando se construyó un ramal de la Vía Augusta hacia Blanes, Mataró y Badalona que se llamó Vía Marinera. Para alargarla a Barcelona era necesario atravesar las lagunas, y al hacerlo se marcó el inicio de la desecación de los humedales.

Durante siglos fue la vía secundaria, pero en el siglo XIV se empezaron a hacer nuevos caminos y la pujanza de Barcelona la convirtió en la principal en la Edad Media. Entonces ya se llamaba Camino Ral, y con inicio en el Portal de Santa Clara, atravesaba Sant Martí y continuaba al norte por Sant Adrià. En 1763 se convirtió en una carretera rodeada de plataneros (algunos de los cuales perviven todavía), y a partir del siglo XX adopta el papel de eje viario del área fabril de Poblenou con lo que pasa a llamarse carretera de Mataró.

Repertorio de tranvías

Con el crecimiento de los núcleos urbanos fue necesario implantar transporte público en el Camino Ral, y en 1887 ya existían líneas de tranvía. Los primigenios eran los de vapor llamados “tranvías de fuego”, y al electrificar la línea pasaron modelos similares al Tramvia Blau del Tibidabo que en los años treinta, y hasta 1965, fueron sustituidos por los conocidos como “tanques”.