La infraestructura facilita decisivamente la conexión entre los barrios de los antiguos municipios de Sant Andreu y de Sant Martí salvando la línea ferroviaria del Maresme

El tren de Barcelona a Mataró fue el punto de partida de toda una red ferroviaria que se extendió rápidamente. Eran líneas de conexión entre puntos, aunque su implantación comportaba la generación de barreras.

En el caso de la línea entre la Sagrera y Sant Adrià, esa sensación de muro no se dio hasta que los barrios no se agrandaron y se acercaron a la vía, y fue al generarse la necesidad de salvar ese impedimento entre la Verneda y la Paz y el Bon Pastor que se construyó el primigenio puente de Santander y las pasarelas peatonales.

Un puente, como vía urbana

Los años hicieron insuficiente la infraestructura, situación que se resolvió en el 2024 con la puesta en marcha del puente actual. Ahora, el puente es una infraestructura accesible que permite los desplazamientos a pie o en bicicleta y contiene todos los elementos vegetales, lumínicos y de mobiliario urbano que le dan aspecto de vía urbana.

La mejora del puente es el resultado de una iniciativa ciudadana de las asociaciones vecinales. Se trata de una vía de presentación de propuestas establecida en el Reglament de participació ciutadana que permitió a estas entidades promover una idea que el Consell Municipal se hizo suya.

Puentes que conectan, barrios que confluyen

La dinamización industrial generó un flujo ciudadano relevante entre los barrios de ambos lados de la vía del tren, que la construcción de la ronda del Litoral para las Olimpiadas de 1992 reforzó de forma exponencial. El puente de Santander es una infraestructura básica en los desplazamientos entre los barrios de la Verneda y la Pau y del Bon Pastor.