Después de siglos de atravesarlo por pasarelas y con pasadores, aquí se construyó el primer puente del Besòs, que a lo largo de los años se ha ido adaptando a cada época

El primer puente sólido del Besòs se construyó aquí en 1885 para hacer pasar el tranvía que debía conectar Barcelona y Badalona por Sant Adrià. Lo hizo La Maquinista Terrestre y Marítima, y era una estructura de hierro sobre pilares dobles. Estaba en posición oblicua respecto al puente actual, y esto hacía que la carretera de Mataró dibujara una curva al entrar.

Una besossada (una crecida repentina del río) lo destruyó en 1937 en plena Guerra Civil, dividiendo en dos la línea del tranvía. Aquellos años sin puente se hicieron largos, porque las personas debían cruzar el río a pie para continuar su trayecto.

Puente de trabajos forzados

En 1942 la dictadura de Franco destinó a setenta prisioneros de guerra republicanos a trabajos forzados para hacer un puente, pero otra besossada también lo destruyó en 1943 y tuvieron que hacer otro en 1944, que fue el definitivo.

Aparte de la dureza del trabajo, sólo les descontaban un día de condena por cada día trabajado, una muestra fehaciente de la explotación que el régimen hacía de una mano de obra cautiva casi en régimen de esclavitud.

Oficio digno de gigantes

El río Besòs siempre ha sido difícil de cruzar por el ancho de su cauce y por la virulencia de las besossades. Esto hizo imprescindible el oficio de pasador del río, que era quien ayudaba a las personas a cruzarlo con pasarelas de madera o a hombros. Documentado ya en 1617, el oficio es una seña de identidad adrianense que incluso ha inspirado a los gigantes de la villa.