A diferencia de otros polígonos de la época, en el planeamiento del Suroeste del Besòs se previeron espacios libres entre los edificios para favorecer la relación social

Desde la rambla Prim y hasta Sant Adrià se extiende un gran polígono de 1959 que se llamó “del Suroeste del Besòs”. Debía dar respuesta urgente a la inmigración de aquellos años, de modo que en 1968 ya había casi 5.000 viviendas entre las calles Llull y Bernat Metge.

La planificación urbana la enlazaba con el Plan Cerdà que ya se extendía des del Eixample hacia Poblenou, y lo hizo con manzanas que combinaban edificios diversos, desde torres y bloques lineales a casas unifamiliares en línea, esponjadas con plazas intercaladas. La fachada de la rambla, un espacio más diáfano, se reservó a la edificación más densa con tiendas a nivel de calle.

Viviendas, personas y... ¿equipamientos?

El planteamiento, muy interesante, contrastaba con lo que la estatal Obra Sindical de la Hogar hacía en La Pau justo entonces, pero las dos promociones sufrieron de lo mismo: sobre el papel tenía que haber equipamientos que no acababan de llegar nunca, y la calidad de las edificaciones hizo surgir patologías comprometedoras.

Las carencias provocaron la organización vecinal, reivindicativa, lo que ha acabado conformando un barrio socialmente muy activo con una vida asociativa muy viva.

Dos barrios, y más, en uno solo

El actual barrio del Besòs i el Maresme es, de hecho, la federación de dos entornos urbanos desarrollados por separado a ambos lados de la actual rambla Prim cuando todavía era una riera a cielo abierto. La urbanización de esta gran avenida cosió social y urbanísticamente los dos márgenes, dotándolos de un punto unificador y de relación común extraordinario como es este inmenso bulevar.