En Cataluña, una de cada diez agresiones sexuales se produce en bares de copas y discotecas (Encuesta sobre las violencias sexuales en Cataluña, 2019). Con el objetivo de prevenir y detectar estas situaciones, el protocolo «No callamos» vuelve a ponerse en funcionamiento en 39 espacios de la ciudad, que incluyen:
- Veinticinco salas de música, como Razzmatazz, Sidecar, Sala Apolo, Luz de Gas, Arena o Plataforma.
- Ocho festivales de música, como el Primavera Sound, el Sónar o el Cruïlla.
- Seis equipamientos con actividades diversas, como el Palacio de Sant Jordi, el Estadio Olímpico, el Pueblo Español o el Parque del Fòrum.
Novedades del protocolo
La reactivación del protocolo ha ido acompañada de una ampliación de los instrumentos y las prácticas para combatir las violencias machistas:
- Formación: el personal que trabaja en los espacios recibirá formación específica por parte del Ayuntamiento, con acciones de prevención e identificación de las violencias machistas y herramientas de actuación ante un posible caso de agresión o acoso machista. Esta formación incluye materiales específicos y sesiones presenciales.
- Acompañamiento: los espacios adheridos al protocolo tendrán el apoyo de personal especializado en violencias machistas, que se podrá desplazar para ofrecer orientación a los responsables y al personal para garantizar la correcta aplicación de las medidas de prevención y actuación, tanto en la revisión física de los espacios como en el abordaje de casos de agresión o acoso.
- Seguimiento y coordinación: también se mejoran los circuitos de control y seguimiento de los casos, especialmente de los más graves. El Ayuntamiento recogerá semanalmente los datos de los incidentes reportados, tanto los que se reciban directamente de los interlocutores de los espacios como los que se denuncien a través de redes sociales o por teléfono. Asimismo, los espacios se comprometen a comunicar todos los casos que detecten en un plazo máximo de 36 horas.
- Prevención: los espacios también aplicarán medidas específicas para prevenir las violencias machistas y la discriminación, como la limitación de acceso a personas con actitudes y comportamientos acosadores o irrespetuosos. También se evitarán los criterios sexistas, como los precios diferenciados según el sexo o los códigos de vestimenta. Además, todos los espacios tendrán que evaluar y detectar espacios vulnerables, como zonas oscuras y escondidas, para evitar que se produzcan situaciones de riesgo.