Durante la Edad Media había una gran concentración de terrenos aislados en manos de grandes propietarios y familias acomodadas, como la comunidad de religiosas del monasterio de Sant Pere de les Puel·les, la familia Vivas de Provençals y el conde Mir. Sin embargo, la gran mayoría de los campesinos del territorio de Provençals trabajaban por cuenta propia y tenían plena posesión de sus tierras como alodiales. La construcción de la acequia o riego en el siglo X por parte del conde Mir comportaría la construcción posterior de muchos molinos harineros que aprovechaban los saltos de agua del canal (actuales barrios del Clot y la Sagrera). Mientras tanto, las zonas más próximas al mar seguían siendo pantanosas y estériles.
En el siglo XVIII, el municipio martinense adquirió plena conciencia de su personalidad diferenciada y se consolidó como pueblo. Con la caída de Barcelona en 1714 y la implantación del Decreto de Nueva Planta en 1716, el núcleo originado en torno a la parroquia de Sant Martí, sufragánea de la de Santa Maria del Mar, pasó a ser un municipio independiente del llano de Barcelona.
El paso de núcleo rural a pueblo industrial y obrero
El fuerte crecimiento demográfico de la ciudad de Barcelona durante el siglo XIX permitió incorporar la agricultura martinense, hasta entonces básicamente de subsistencia, en los circuitos comerciales, a partir de la introducción de nuevas técnicas agrícolas y cultivos, así como de la desecación de los terrenos pantanosos de la franja marítima. Mucha población inmigrante llegó a Sant Martí atraída por la oferta laboral que generaba la agricultura y la manufactura textil, por lo que este territorio se convirtió en el segundo núcleo industrial de Cataluña. El comienzo de la industria en Sant Martí se produjo a raíz de la prohibición, en 1846, del Ayuntamiento de Barcelona de construir más fábricas en el interior de la ciudad amurallada. Así, las fábricas de tejidos se instalaron en el Clot (por la presencia del Rec Comtal), en la Sagrera (entonces territorio de Sant Martí) y, mayoritariamente, en el barrio del Taulat (aprovechando la buena situación de tierras llanas y ricas en agua subterránea en el Poblenou).
La industrialización comportó la urbanización del medio rural y aceleró el proceso de crecimiento demográfico de Sant Martí, con la construcción consiguiente de nuevas viviendas para los obreros cerca de las fábricas. Agricultores, pescadores, cazadores y ganaderos fueron siendo relevados por la clase obrera, que crecía con trabajadores que venían, primero, de Barcelona y sus alrededores y, más tarde, del resto de Cataluña y de España.
En 1897 (Decreto de 20 de abril), Sant Martí de Provençals perdió su autonomía administrativa como municipio al ser anexionado a Barcelona.
La llegada de la democracia y el distrito de Sant Martí
El actual distrito de Sant Martí se creó el año 1984 a partir del proceso de descentralización política y administrativa que el Ayuntamiento inició en 1979 con las primeras elecciones democráticas. Este hecho originó la actual división territorial de la ciudad en diez distritos, los cuales corresponden, en general, con los antiguos municipios históricos del llano de Barcelona y la Barcelona histórica: Ciutat Vella, L’Eixample, Sants-Montjuïc, Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia, Horta-Guinardó, Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí. Esta división comportó gestionar con más eficacia los servicios municipales de la ciudad, desde una doble vertiente, acercar a los ciudadanos a la decisión política y potenciar los barrios del territorio como ejes vertebradores de la vida asociativa y la participación ciudadana.
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