En una vieja zona industrial del Poblenou, denominada Icària en recuerdo de los antiguos socialistas utópicos, se construyó la Vila Olímpica como residencia de los deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de 1992.

El diseño del conjunto, y su transformación posterior en barrio residencial, se hizo con el equipo Bohigas-Martorell-Mackay-Puigdomènech, incorporando también proyectos de otros arquitectos ganadores de premios FAD. La operación suponía, al mismo tiempo, la recuperación de este frente litoral para toda la ciudad, con la creación de los grandes espacios de ocio del Puerto Olímpico, los parques del Port y de la Nova Icària y la playa homónima.

Después de unos años de lenta puesta en marcha, hoy la Vila Olímpica ya es una zona dotada de los servicios y las actividades que dan vitalidad a un auténtico barrio. Entre los grandes equipamientos que se emplazan en la zona destaca la Universidad Pompeu Fabra, situada en las instalaciones renovadas de unos antiguos cuarteles. La biblioteca de la universidad ocupa el edificio singular del Dipòsit de les Aigües, que antiguamente alimentaba la fuente del parque de la Ciutadella, situada en las proximidades.

Una de las últimas mejoras del barrio es la presencia del tranvía. Las obras para ponerlo en funcionamiento se han aprovechado para remodelar la calle de Wellington, donde se inicia la línea en dirección a Sant Adrià, y transformarlo en un paseo para peatones muy agradable.