La medida responde a la necesidad de proteger la salud de la población, sobre todo la de los niños, y de preservar los ecosistemas marinos, gravemente afectados por la contaminación que generan las colillas. La prohibición de fumar en las cuatro playas barcelonesas irá acompañada de una campaña informativa durante las próximas semanas y durante la temporada de baño.
Proteger la salud
En Barcelona, cada año se registran 2.200 muertos atribuibles al consumo de tabaco, un 13,8 % del total. El tabaquismo está asociado a enfermedades como el cáncer y patologías cardiovasculares y respiratorias, que afectan no solo a las personas fumadoras, sino también a su entorno más próximo.
El tabaquismo pasivo es especialmente perjudicial entre los niños, como indica un estudio reciente que manifiesta que el humo ambiental es el responsable de más de 135.000 casos de enfermedades respiratorias y más de 3.000 hospitalizaciones en menores de 12 años en España.
Desde el año 2010, está prohibido fumar en espacios públicos al aire libre frecuentados por niños y niñas. Sin embargo, un estudio realizado el año pasado en once países europeos, en el marco del proyecto TackSHS, concluyó que en el 41 % de los parques infantiles y en el 46 % de las entradas de escuelas había presencia de nicotina ambiental.
Preservar el medio ambiente
Según un estudio del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, en España, cada año llegan al mar cerca de cinco mil millones de colillas. Estos residuos contienen sustancias tóxicas para las personas y para la fauna marina: un cigarrillo contiene metales como cadmio, hierro, arsénico, níquel, cobre, cinc o manganeso, algunos de los cuales son nocivos para la salud.
El plan piloto que se iniciará en primavera se suma a campañas anteriores para reducir la presencia de colillas en las playas y para concienciar a la población de los efectos perjudiciales del tabaco.