Entrevista en Imma Cortès Franch
Imma Cortès Franch es Jefa de Servicio del Servicio de Salud y Trabajo de la Dirección del Observatorio de Salud Pública en la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Fue una de las participantes en la mesa redonda del último Encuentro anual del Pacto del Tiempo, donde se reflexionó en torno al concepto de cronobiología o cómo los usos del tiempo impactan en nuestra salud individual y colectiva.
¿Cuáles son los principales problemas de salud relacionados con el trabajo que tienen las personas trabajadoras en Barcelona?
Uno de los principales problemas son los trastornos de salud mental, sobre todo trastornos como la ansiedad y la depresión: en 2023, el 84% de las enfermedades relacionadas con el trabajo que notifican los Centros de Atención Primaria en la Unidad de Salud Laboral de ‘Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) eran trastornos de salud mental.
Estos problemas de salud se observan tanto en el trabajo remunerado como en el doméstico y de cuidado no remunerado. En el primer caso, son trastornos que se relacionan con las condiciones de empleo (como el paro, el tipo de relación laboral, el salario, la jornada laboral, las horas de trabajo) y con los riesgos psicosociales del trabajo, que a su vez tienen que ver en cómo se organiza el trabajo y las relaciones entre las personas trabajadoras. En el segundo caso, los problemas de salud se asocian a las características del trabajo doméstico (como las horas que se dedican y las tareas que se realizan) y del trabajo de cuidado (como el tiempo de dedicación, la intensidad, las tareas y lugar donde se realiza, así como las características de la persona cuidada).
También los problemas de salud de tipo músculo-esquelético son frecuentes, presentes tanto en el trabajo remunerado (en 2023 un 63% de las enfermedades profesionales fueron causa de baja) como en el no remunerado (en 2023, un 33% de las personas que eran responsables principales del trabajo de cuidado y un 33% de las que lo son del trabajo doméstico, tenían dolor de espalda crónico -cervical, dorsal o lumbar).
Por último, en el ámbito del trabajo remunerado, encontramos las lesiones por accidente de trabajo in itinere. Son debidas a los accidentes que se producen en el trayecto del domicilio en el lugar de trabajo y que suponen buena parte del total de las lesiones más graves por accidente de trabajo (el 43% de todas las lesiones graves en 2023).
¿Crees que podrían solucionarse con una organización del tiempo de trabajo diferente? ¿Cómo?
La organización del tiempo de trabajo tiene mucho que ver con la génesis de los problemas de salud que he mencionado, y en los problemas de salud mental juega un papel relevante.
En el ámbito del trabajo remunerado debería mejorarse la calidad del tiempo de trabajo, que tiene diferentes componentes, pero donde destacaría la duración de la jornada laboral y la flexibilidad del tiempo de trabajo. Existe mucha evidencia científica de que las jornadas de trabajo muy largas causan diversos problemas de salud (como problemas de salud cardiovascular y trastornos mentales), pero también jornadas de trabajo moderadamente largas mucho más habituales en nuestro país (entre 41 y 50 horas semanales) pueden tener un efecto negativo en la salud mental, tal y como hemos puesto en evidencia en estudios realizados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona.
En cuanto a la flexibilidad del tiempo de trabajo, cabe mencionar como factores con impacto negativo en la salud mental los horarios atípicos (horarios que dificultan la vida social como el trabajo en fin de semana, festivos o en horario nocturno), la variabilidad de los días y horarios de trabajo y la falta de predictibilidad de la jornada. Estas diferentes manifestaciones de la flexibilidad del tiempo de trabajo se han mostrado inversamente relacionadas con la salud y el bienestar mentales, tanto si se trata de una flexibilidad inducida por la empresa como en el caso de una flexibilidad relacionada con la decisión y autonomía de la persona trabajadora.
Cuando hablamos de trabajo, no debemos olvidar el trabajo de cuidados y doméstico no remunerado; ¿cómo afecta este trabajo a la salud individual y colectiva de las personas
Efectivamente, tal y como decía al principio, este es un trabajo que tiene un potencial impacto negativo en la salud de las personas y que a menudo resulta invisible, percibido como de poco valor y con poca o ninguna incidencia en la salud de las personas. Hay bastante evidencia científica que relaciona este trabajo con problemas de salud mental, de salud física como los músculo-esqueléticos y también con comportamientos relacionados con la salud como la falta de actividad física o problemas del sueño.
Desde la ASPB hacemos un seguimiento de la dedicación al trabajo no remunerado doméstico y de cuidado y de su impacto en la salud de la población de la ciudad y hemos ido observando cómo las personas con mayor dedicación al mismo presentan peores resultados en salud. En el último documento de indicadores de salud y trabajo, con datos de 2023, hemos mostrado que las personas que son responsables únicas del trabajo de cuidado y también personas que lo son del trabajo doméstico y que le dedican más horas, tienen más malestar mental, más dolor de espalda crónico y más frecuentemente duermen menos de 6 horas diarias. En cambio, las personas que comparten la responsabilidad tanto del trabajo de cuidado como del doméstico con mucha menor frecuencia sufren estos problemas de salud. Un dato destacable de este documento es que entre 2017 y 2023 se ha triplicado el porcentaje de depresión/ansiedad en las personas encargadas únicas del trabajo de cuidado y también en las encargadas únicas del trabajo doméstico.
La carga de trabajo relacionada con los cuidados, ¿afecta de manera diferenciada a hombres y mujeres? ¿Con qué consecuencias?
La dedicación al trabajo de cuidados no remunerado es muy superior por parte de las mujeres, que además en muchos casos deben compaginar con la dedicación a un trabajo remunerado. Por ejemplo, en 2023 en Barcelona, entre las personas que tenían a cargo alguna persona dependiente, el 29% de las mujeres eran las únicas encargadas de su cuidado, mientras que los hombres eran el 13%. Esta mayor dedicación tiene un mayor impacto en su salud, tanto en relación con la salud mental como con problemas de tipo músculo-esquelético como el dolor de espalda.
Un dato de interés, sobre todo pensando en posibles medidas para mitigar el impacto en la salud de las mujeres, es que las diferencias en salud entre hombres y mujeres se reducen cuando son las mismas personas con necesidades especiales las que se ocupan ellas mismas de su cuidado y también cuando el cuidado de estas personas se hace de forma compartida.
Según los datos a los que tienes acceso, ¿qué incidencia tiene la pobreza de tiempo en la salud de la ciudadanía de Barcelona? ¿Existen diferencias por género, por clase social o por alguna situación familiar específica? ¿Cuáles?
La pobreza de tiempo se refiere a cuándo se dispone de poco tiempo personal debido a una cantidad desproporcionada de tiempo relacionado con el trabajo (este incluye el tiempo de trabajo remunerado, el de desplazamiento al trabajo, el de trabajo doméstico no remunerado y el de cuidado no remunerado). En la ASPB hemos realizado un estudio con datos de la Encuesta de Salud de 2021, del que destaco tres resultados principales relacionados con las desigualdades de género:
- Las mujeres dedican más tiempo al trabajo no remunerado doméstico y de cuidado y desplazamiento, mientras que los hombres pasan más tiempo en el trabajo remunerado. Esto implica que las mujeres ocupen más tiempo total relacionado con el trabajo y consecuentemente tienen más pobreza de tiempo.
- La pobreza de tiempo aumenta al aumentar el número de hijos e hijas, tanto en hombres como en mujeres (alrededor del 12% de personas sin criaturas tiene pobreza de tiempo vs. el 70% de personas con más de 2 criaturas).
- En las mujeres, la pobreza de tiempo se asocia con una peor salud mental (las mujeres con pobreza de tiempo tienen el doble de mala salud mental que las que no tienen pobreza de tiempo), menos horas de sueño, menor calidad del sueño y menos actividad física en el tiempo libre. En los hombres no existen diferencias respecto a la pobreza de tiempo y la salud.
Las diferencias en los resultados de salud entre hombres y mujeres en relación con la pobreza de tiempo se explican por diversos factores socioculturales y estructurales, entre los que cabe destacar: la división de roles de género, la realización de más actividades simultáneas o multitasking por parte de las mujeres; la peor calidad del sueño de las mujeres; el menor tiempo por el autocuidado de lo que disponen las mujeres; el estrés por la presión del trabajo remunerado y de cuidados en las mujeres; la mayor facilidad de los hombres para delegar tareas domésticas o de cuidados o los insuficientes servicios públicos para aliviar la carga no remunerada de las mujeres.
Desde tu punto de vista, ¿qué otras medidas ligadas a los usos del tiempo, que se puedan impulsar a nivel individual o colectivo por parte de las organizaciones públicas y sociales, pueden mejorar la salud y el bienestar de las personas trabajadoras en Barcelona?
Se puede actuar a muchos niveles, a nivel individual, de empresas, entidades, pero es imprescindible la actuación en cuanto a políticas se refiere.
Un ejemplo de mucho impacto en el trabajo remunerado es la Directiva europea de 2003 sobre ordenación del tiempo de trabajo, que regula aspectos clave relacionados con los usos del tiempo de trabajo remunerado como la duración máxima de la jornada, el tiempo de descanso diario y semanal, las pausas, el trabajo nocturno y el trabajo a turnos.
En cuanto al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, existen dos niveles básicos donde actuar desde las políticas. Por un lado, vemos que el hecho de tener hijos e hijas incrementa la pobreza de tiempo y, por tanto, los problemas de salud asociados como la mala salud mental, la cantidad y calidad del sueño y la falta de actividad física. Por tanto, todas las políticas que disminuyan la dedicación de las personas al trabajo de cuidado no remunerado podrán mejorar la salud de las personas que se dedican a ello. Esto incluye el incremento y gratuidad de jardines de infancia, pero también políticas dirigidas a fomentar que las personas jóvenes puedan independizarse de sus madres y padres (como políticas para disminuir el paro, incrementar los salarios, facilitar el acceso a la vivienda), políticas que actúen sobre el envejecimiento saludable, de forma que se alargue el tiempo de autonomía de las personas mayores, así como políticas que incrementen la provisión de cuidados a personas con dependencia.
Otro tipo de políticas están dirigidas a incrementar la corresponsabilidad del trabajo de cuidado y doméstico. Vemos que las personas que comparten este trabajo tienen menos problemas de salud que las que se ocupan de ellas solas. Un ejemplo es el actual permiso por nacimiento y cuidado de menor de 16 semanas de duración para ambas personas progenitoras, intransferibles y retribuidos al 100%. El permiso debe disfrutarse simultáneamente las 6 primeras semanas y se fomenta la alternancia de las 10 semanas restantes. Esta organización, además, contribuye al incremento del vínculo padre-hijo/a y favorece la continuidad del trabajo remunerado de las madres.
¿Cómo valoras el impacto que tienen proyectos impulsados por las administraciones públicas para impulsar una nueva organización del tiempo de manera colaborativa, como son el Pacto del Tiempo o la Red NUST-Red de empresas por un nuevo tiempo de trabajo
Como decía, las actuaciones deben ser desde todos los niveles que puedan tener un impacto en el cambio de los usos del tiempo hacia modelos más saludables. En este sentido, ambas iniciativas son positivas y valoro especialmente el componente colaborativo. De la Red NUST, por ejemplo, valoro muy positivamente el hecho de que comparte muchas prácticas que las empresas adheridas han ido desarrollando a lo largo de los años y que pueden ser muy útiles para otras empresas interesadas en implementar acciones similares. Si tuviera que añadir algo, diría que sería muy útil poder evaluar estas prácticas con relación a distintos resultados, pero especialmente en el impacto en la salud y el bienestar de las personas trabajadoras.