En primer lugar, recuerda que el itinerario desde casa hasta la zona donde se puede quitar la correa forma parte del paseo. Intenta prolongar el camino entre 10 y 15 minutos, anda tranquilamente y deja que el perro olfatee. De esta manera, el perro llegará al área de esparcimiento más relajado y tendrá interacciones menos ansiosas con otros perros.
Cuando llegues al parque, evita que tenga comportamientos bruscos o violentos. Si está excitado, párate, distráelo de los demás perros y cálmalo. El lenguaje corporal y la actitud son señales que leen muy bien los perros: no le grites, no le des tirones con la correa ni lo obligues a sentarse. El perro entenderá que solo lo soltarás cuando esté calmado y será fácil de conseguir si en el trayecto hasta el área para perros o el espacio para perros sueltos ha estado tranquilo, ha olfateado y ha hecho sus necesidades.